viernes, 19 de abril de 2013

CAMPERA

Su cara es trigueña
como pasto seco
que quema en verano
el sol con su fuego;
sus ojos, muy grandes,
como pena, negros,
viven por ladinos
en perpetuo encierro;
y en la boca tiene
un nido de besos
la linda morocha
del pago del Cerro.

Igual a los ojos
es el pelo negro,
y como cuajada
tembloroso el seno;
el talle semeja
junco del estero
que al pasar agitan
y cimbran los vientos;
y andando parece
que no pisa el suelo
la linda morocha
del pago del Cerro.

En yerras y trillas,
óleos, casamientos,
velorios, cumpleaños,
y en todo festejo
¿quién lucirse puede
si baila algún cielo,
 pericón o polka,
y dice sus versos
con más intenciones
que doctor pueblero,
la linda morocha
del pago del Cerro?

Si alguno la mira
con ojos risueños,
es cabresteadora
y sigue el floreo,
como las potrancas
al son del cencerro:
pero ni a paisanos
ni a mozos puebleros
ha soltado prenda
ni admitido empeños
la linda morocha
del pago del Cerro.

Libre, arrastradora
igual al pampero;
perdonando vidas
y pidiendo besos,
es reina en su pago
la que yo prefiero,
proclamo y publico
a todos los vientos;
linda entre las lindas
como el gran lucero
la linda morocha
del pago del Cerro.

Versos de Benjamín Fernández y Medina
(Del libro “Camperas y Serranas”, 1894)

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