martes, 30 de septiembre de 2014

FAENA DE VIENTO NORTE

La vida tiene veinte años,
es mujer y huele a vicio;
se la juega porque sí
quien se ríe del destino.

La muerte está en la botella
y el cuchillo está en el cinto.

Con en el luto en las espaldas
y el presagio en el silbido,
borracho de norte y soles
por los montes y caminos
dando tumbos anda el viento
como un mocetón perdido.

La muerte está en la botella
y el cuchillo está en el cinto.

Por sombras de los palmares
vienen rencores dormidos.
Marte le tiende a la luna
su fino puñal rojizo.
La veleta del boliche
mira al sur con su gallito.
Una cordiona sombría
estruja un son campiriño
y allá salta un sapukai
como un borbotón de vino.
La noche está traspasada
por una urdimbre de filos;
las estrellas son pupilas
brillantes de maleficio.
Dos payés miden su fuerza
bajo el abrazo del cinto
y en el boliche se encienden
candiles de desafío.
La muerte pasó a las copas,
de las copas al cuchillo,
ocho golpes, cuatro cruces
que ruborizan el piso…
buscó un simple porque si
para clavarle el colmillo
y se cuaja de amapolas
sobre dos pechos macizos.
(Por la puerta del boliche
se va el viento enmudecido
pisando los tibios ceibos
de los coagulados ríos).
Dos payés contra arma blanca
se quedaron ateridos;
los palenques se prolongan
hacia el cielo como cirios;
la Luna devuelve a Marte
su fino puñal rojizo
y la muerte en la botella
sigue pidiendo cuchillos.


Versos de Osvaldo Sosa Cordero

viernes, 26 de septiembre de 2014

CORRIENTES TIENE PAYÉ

Si, señor. Doy fe de ello:
Corrientes tiene payé.
Por mucho que usted sonría
pensando: ¡Vaya sandez!
Son simplezas agoreras
de quien siempre quiso bien
a su cuna… yo repito:
Corrientes tiene payé.

Tiene payé, talismán
de un infalible poder
que fraguó la hechicería
guaraní de imaguaré.
Ese encanto de mi tierra
que la hace lucir tan bien
es la que afirma mi aserto:
Corrientes tiene payé.

Y si no, que nos lo digan
las flores de su vergel,
sus lapachos y azahares,
mburucuyás e irupés,
sus estrellas federales,
su jazmín magno y también
aquella blanca sultana
que hace, febrero al nacer,
exclamar a quien la huela:
¡Corrientes tiene payé!

Que lo digan los milagros
de nuestra cruz de urundai
y los de aquella Señora
de Itatí, de oscura tez.
Que lo digan su paisaje,
su Paraná, su Batel,
su Iberá, su río Corrientes,
su Miriñay, su Aguapey…
Sus campiñas encendidas
con los cromos de un edén;
sus palmares dormitando
bajo el asayé pité.
(Campos que un día jugando
en la historia su papel
vieron luchar a su pueblo
con espartana altivez).

Que lo digan sus fantasmas
que el paisano llama infiel;
el mboi tatá y el pombero
y aquel yasí yateré
cuyo silbo legendario
pareciéramos traer
un eco añejo que dice:
Corrientes tiene payé.
Si señor, sí que lo tiene,
¡cómo no lo va a tener!,
lo pregonan los sabores
del tibio chipá jheité,
los de sus dulces de almibar,
sus mandiocas y su miel.
Lo repican sus cordionas
con alma de chamamé,
nos lo dicen sus guitarras
cuando en el anochecer
remedan en su cordaje
trinos del korochiré.
Nos lo gritan sus varones
con viril yurú peté
en las jornadas fecundas
del surco, el potro y la res.
Lo rubrican sus mujeres
(¡lindas morenas de ley!)
en el milagro de un beso,
de un hondo yurú pité.
Lo está repitiendo todo:
el campo, el cielo… y también
vuelve a afirmarlo mi verso
¡Corrientes tiene payé!


Versos de Osvaldo Sosa Cordero

lunes, 22 de septiembre de 2014

PUESTEROS DEL OESTE

(fragmento de “El Último Bandido Romántico”)

Al sur de Santa Isabel
han de recordar sus rastros,
don Sixto Pereyra, Castro,
que fueron amigos de él,
siempre costeando el Atuel
hay gente que lo ha ayudado:
Macini, Funes, Bogado,
Del Río, Rosas, los Fuentes,
aún hoy lo tienen presente
y su recuerdo han grabado.

Bulacio, Ríos, Cabrera,
Tapia, González, Cuyola,
Juan Gatica, que enarbola
un mangrullo a su manera,
esta es la gente campera
que hoy sigue brindando afecto;
con el más alto respeto
reviven al gaucho aquel:
al sur de Santa Isabel
¡sigue vivo Bairoletto!

Mangrullo pampa argentino,
herencia de los malones,
de allí diviso ilusiones
andando por los caminos,
un capricho del destino
te fue dejando olvidado,
sos recuerdo del pasado,
tu figura se agiganta,
el más criollo de la pampa,
gauchazo como un asado.

Sigo galopando huellas
por la inmensa travesía,
donde utilizo por guía
el fulgor de alguna estrella;
ella será la doncella
que me ayudará a avanzar
y llegará mi cantar
con el más sublime amor,
este destino cantor
que hoy me obliga a caminar.

Siempre que pisé la taba
fui un temido apostador,
como viejo jugador
era arma que dominaba,
de dos vueltas la clavaba
en la cancha que me dieran,
era provocar las fieras
si me toreaban con plata;
muchos marcharon a pata,
difícilmente volvieran.

No me quiero ponderear,
perdón por mi interrupción,
pensarán “de compadrón
se está queriendo agrandar”;
seguiré con mi cantar
desvirando algún recuerdo,
a tranco pausado y lerdo
y con mi claro dialecto,
yo rastrearé a Bairoletto,
voy a ver si no me pierdo.


Versos de Enrique “Quique” Rodríguez

domingo, 14 de septiembre de 2014

DOS AMORES

Déjeme solo, aparcero
que si chupo es con mi plata;
no pido fiao al pulpero
y rispondo con el cuero
si yego a meter la pata…

¿Qué’s malo empinarse ansina?
¿Qué la sangre s’envenena?
¡Si es pa’ mi la chupandina
como el beso de una china
cuando se añuda una pena!...

Dos amores me han quedado
dispués de tantos reveses;
la vigüela y el guindao,
porque cantando o mamao
yo suelo soñar a veces…

Cuando la guitarra abrazo,
o cuando la copa empino,
se cicatriza el puntazo,
y estando con el trancaso
se me hace liso el camino…

Borracho el crestiano olvida;
cantando el gaucho es feliz;
y el traqueteo’e la vida
m’enseñó que la bebida
saca un dolor de raíz…

Yo también antes, decía
que’ra chupar cosa fiera,
pero entonces, no sabía
que entrando a una pulpería
las penas quedan ajuera…

Patrón: por favor le pido,
alcanceme’l encordao,
yo soy un zorzal herido
que va’a pararse rendido
sobre’l árbol del pasao…

-¡Gracias, patrón! Aura un trago
pa’ poder cantar mejor,
mientras la trienza deshago
de a poco, y recorro el pago
ande yo tuve un amor…

En ese tiempo era mozo
cuando me manió un querer,
sin comprender en mi gozo
que’s fiero asomarse al pozo
del alma de una mujer…

Pero el gaucho andando “alzao”
no piensa en el porvenir,
ricién al verse engañao
busca cantando o mamao
consuelo pa’ su sufrir…

Yo po’eso voy por el mundo
recorriendo pulperías,
yevando en lo más projundo
de mi alma de vagabundo
las grandes tristezas mías;

y es po’eso que estando en pedo
ráigo feliz y contento,
y no m’importan un bledo
las penas ande m’enriedo
porque las mata el fermento…


Versos de Enrique M. Gaudino