Mientras en las guitarras llore un estilo
y aleteen pañuelos en las tranqueras
y un cardo, centinela de punta y filo,
abra su flor sagrada sobre las eras…
Mientras las agüerías de rancho en rancho
sacudan los pulgares de los abuelos
y en las tardes azules quede un carancho
aviador campesino, planeando vuelos.
Mientras en las picadas de las ofensas
Barragán y Corrales laven su ultraje
y hable Javier de Viana de aquellas trenzas
que besaba al morirse su personaje.
Mientras la pulpería del Viejo Pancho
tenga un trago de caña para las penas,
cruce el Indio Jesús rumbo a su dueño
y Juan Totora calce sus nazarenas.
Mientras se oiga una cifra, cante un boyero
y en el fogón heroico quede una brasa
valdrá el último gaucho como el primero
tendrá aurora el poniente de nuestra raza…
de esa raza que nunca salió al camino
donde el duende de hierro silbando pasa.
Ella no rompe lanzas contra el molino,
Ella no es cobardía ni es amenaza.
Porque no fue su intento buscar querellas
ni fue en su misma sombra, sombra de nada
ni tiene ese destino de las estrellas
que siempre se suicidan en la alborada.
Ella nació en la noche, la regó el llanto
del último charrúa y el primer paria,
es rosa de coraje, de amor y canto…
Flor de aurora romántica y solitaria…
Tiene en las vidalitas como un rocío,
de paz, para las viejas desolaciones
en el ramaje gaucho siempre bravío
han prendido luciérnagas las emociones.
Mientras Regules su cancionero
ser médico y ser gaucho, como el hornero
que en postes telegráficos levanta nido.
Mientras Roxlo le cante y en las guitarras
su lirismo consiga mágicamente
ir puliendo la herrumbre de las moharras
para que estas reflejen todas las frentes…
Y mientras el ayer, glorioso amigo
nos guie y nos demuestre que es el arado
como buen pensamiento que se hace trigo
y que de un coronilla sale un estrado.
Mientras nos quede un rumbo y una torcaza
y en el fogón sagrado de nuestra raza
brille un solo entusiasmo sin consumir
podrá el último gaucho con esa braza
incendiar las auroras del porvenir.
Versos de Yamandú Rodríguez