El escuadrón había sido
diezmado por los contrarios,
y un Capitán Unitario
cabalgaba mal herido.
Al saberse perseguido
taloneaba sin cesar,
para poder alcanzar
de algún monte la espesura…
Y en esa guarida oscura
poderse al fin ocultar.
Un ranchito divisó
cuando la tarde moría,
y con lógica alegría
hacia él se dirigió…
Un gaucho lo recibió
que viendo su situación,
le dijo: “-Junto al fogón
su
fuerza ha de reponer…
Mientras
yo corro a esconde
en
el monte el redomón”.
Después de vendarlo, dijo,
alcanzándole el porrón:
“-En
el rancho hay un rincón
que
servirá de escondrijo…
porque,
Capitán, de fijo
a
usted lo deben seguirt,
y
según puedo advertir
corre
peligro su vida…
Si
lo apresa la partida
seguro
que va a morir”.
No bien estuvo escondido
el Capitán Unitario,
se oyó el grito autoritario
del Cabo, Zoilo Aguerrido…
“-Al
fin te encuentro bandido
-dijo con voz altanera-
y
si no sale pa’afuera
al
instante Capitán…
mis
hombre lo matrarán
de
buena o mala manera…”.
Pero se vio sorprendido
cuando observó en el umbral,
a un Teniente Federal,
todo de rojo vestido…
“-¿Qué
pasa, Cabo Aguerrido
por
qué vocifera así?”
“-Es
que un contrario seguí
que
venía mal herido…
y
su rastro me ha traído
justito,
Teniente, aquí…”.
“-¿Piensa
usted que escondería
un
unitario en mi rancho?,
preguntó el Teniente Juancho
en toda su sangre fría…
“-Sus
huellas confundiría
-dijo el Cabo con rubor-
pues,
conociendo el valor
de
su coraje valiente…
no
puedo pensar Teniente
que
pueda ser un traidor…”.
“-Si
gusta cimarronear
tengo
encendido el fogón,
y
de ginebra un porrón
que
acabo de destapar…”
“-¿Cómo
no voy a aceptar
su
convite con agrado,
de
tanto haber galopeado
con
mis hombres, aparcero…
Se
me ha secado el garguero
y
estoy bastante cansado”.
Platicaron largamente
y cuando el sol asomaba,
ya la partida rumbeaba
en dirección al poniente.
“-Capitán -dijo el
Teniente-,
puede
salir del rincón,
porque
tengo la impresión
que
de estar tan apretado,
debe
tener sofocado
amigo,
su corazón…”.
“-Teniente -le preguntó
el Capitán confundido-,
¿por
qué razón a mentido
a
su gente y me salvó?”
“-Según
lo deduje yo
-dijo el Teniente con tino-
habrá
de ser porque opino
en
un concepto cabal,
que
a más de ser Federal
yo
soy un gaucho argentino”.
Versos de Juan Pedro Carrizo