viernes, 29 de junio de 2018

LA BATA DE PERCAL


             (estilo)

Cuando la linda mañana
llegaba hasta ti, sonriente,.
tu silueta reverente
mostrábase en la ventana.
La madreselva y la liana
perfumaban el tapial
y fragante y estival
en su gran soberanía,
triunfaba en la gallardía
de tu bata de percal.

¡Tu bata! Quien no la viera
bajo el viento perfumado
en el florido cercado
lo mismo que una bandera…!
La flor de mi primavera
yo la ofrendé, pasional;
hoy, junto al viejo brocal
abandonado y sombrío,
se muerde el recuerdo mío
por tu bata de percal.

Era tu bata, rosada,
y entre sus pliegues, gentil,
la violeta del Abril
suspiraba aprisionada.
La margarita pintada
le dio su aliento cordial;
frescuras le dio el sauzal,
y la vieja pulpería
el vino de su alegría
a tu bata de percal.

Ya se fue con su primor
rosado, tu bata linda;
queda en tu boca de guinda
despuntando el sinsabor…
¡Quién hubiese sido flor
para, en el trance final,
dolida y sentimental,
como una hiedra adherirse,
y marchitarse y morirse
en tu bata de percal.

Versos de Julio Díaz Usandivaras

miércoles, 27 de junio de 2018

MI CHAMBERGO


Mi chambergo es el símbolo de la criolla arrogancia;
es negro como el ala del errante biguá:
hay en su altiva copa, de singular prestancia,
un alarido indígena y un grito de chajá!

La marca de su fieltro llámase “Desafío”;
la simboliza un lírico pájaro trovador;
corren aires de lucha por su alero sombrío,
y su filete es rueda por la que anda el amor…

Hace ya muchos años que vamos por la vida
como cumpliendo junto un contrato social;
caricia para todos es su ala extendida,
y es abrazo fraterno su saludo cordial.

Yo lo llevo en la nuca o lo llevo en la frente,
pero siempre bizarro, cual si fuera un pendón
izado en lo alto para atajar el torrente,
o para unir dos mantos en una imploración…

Su historia es el capricho de románticos ojos
muy negros, que cerráronse en una noche cruel…
Por eso, en homenaje de esos yertos despojos,
negro como esos ojos y aquella noche, es él.

Mi chambergo se llena de miradas curiosas
de admiración, de odio, de tristeza, de amor…
Hay quienes le quisieran dar sus besos y rosas,
y quienes hay, que darle quisieran su rencor!

Por mi camino, ufano con mi chambergo sigo
derribando egoísmos en confuso tropel.
No hay duda: mi chambergo es mi mejor amigo,
y de mis secretarios, ningún otro más fiel.

Mi chambergo es el fruto de todas mis victorias;
tiene alas de cóndor y chispazos de sol;
cual bandera de guerra es escudo de glorias
y con sangre de envidias se tiñe de arrebol!
                                                          (anterior a 1935)
Versos de Julio Díaz Usandivaras

lunes, 25 de junio de 2018

LOS PAYADORES

Cardenales de la umbría
que en romántica visión
con fibras de corazón
tejieron su fantasía;
a través de su poesía
dulcemente soñadora,
a la estirpe vencedora
constelada de videncias,
alumbrando las conciencias,
con resplandores de aurora.

Por ellos jamás expira
el sol de las gauchas glorias,
que aferrada en las memorias
cruza los tiempos su mira;
podrá enmudecer la lira
ahogada por los quebrantos;
podrán sombríferos mantos
amortajar el alcor;
podrá morir el cantor,
pero no mueren sus cantos.

Con la idealidad intensa
que encarnó su concepción
llevaron a la legión
el prestigio del que piensa;
y al penetrar en la inmensa
muchedumbre que se va,
cantando lo que vendrá
fueron sus liras rurales
otros tantos ventanales
abiertos al más allá.

Como marcharon ungidos
de proféticas canciones,
plasmaron las rebeliones
al formar los convencidos;
para que adversos latidos
la montonera avasalle
ellos abrieron el valle…
cuando el ciclón se avecina
el relámpago ilumina
antes de que el rayo estalle.

En ellos los espejimos
de las pampeanas llanuras
engarzarán las más puras
flores de su idealismo;
y al colmar con sus lirismos
ambiciones vesperales,
fueron Tirteos rurales
aquellos rapsodas nuestros:
en una nébula de estros
Güemes templó sus ideales.

Dieron a las muchedumbres
en sus potentes escalas
la majestad de sus alas
para llegar a las cumbres.
El alborear de sus lumbres
oda la recua agiganta;
porque el trovador levanta
lo que el ignorado siente:
de las almas el torrente
una lucha y otra canta.

Ellos son una faceta
del diamante campesino,
pulida en el torbellino
de la inspiración secreta.
El azul de esa paleta
que dejó el alba en la altura
y la sutil vestidura
que en romántico derroche
tejió con sueños la noche
para arropar la llanura.

En el albo centelleo
que pusieron en sus frentes
las estrofas elocuentes
del romancesco torneo;
 en el cumplido trofeo
de los labios de la amada,
encuentra sintetizada
la luz de sus pensamientos:
ceibos, labios y talentos
cuajan la vieja payada.

Pero fue al cantar amores
donde el poeta nativo,
todo su ser sensitivo
vió cristalizarse en flores.
Cuando amantes sinsabores
marcaron en su alma rastros;
con líricos alabastros
le puso a su pena broche:
hay que atravesar la noche
para llegar a los astros.

Sus guitarras son reflejo
del espíritu campero
que cantó bajo el alero
el laurel del tiempo viejo.
Y porque fueron espejo
de tanto anhelar extraño,
ellas serán el peldaño
por donde tendrá que ir
todo el que quiera subir
hasta las almas de antaño.

Versos de Yamandú Rodríguez

DESDE EL ALERO


1
Vengo buscando tu alero
donde el amparo de un nido
la madre selva ha tejido
para el trovador campero.
El encendido lucero
de tu hermosura temprana
me conduce a la ventana
donde te muestras triunfal…
¡Cómo si fuera un zorzal
para cantar tu mañana!
2
Cerca, muy cerca de ti,
vengo a decirte la cuita
que en la llanura palpita
y en la llanura aprendí.
Para cantarte nací
en la flora del plantío;
-feraz belleza de estío,
calcada en sensual donaire
como esas flores del aire
nacidas para el rocío-.
3
Yo vengo para cantar
tus frescuras de capullo
con el vibrante murmullo
que deja el viento al pasar.
Yo te quiero acariciar
como al junco la laguna;
y sin vehemencia ninguna
descender en mis antojos
hasta el fondo de tus ojos
deshecho en rayos de luna.
4
Yo quiero ser el raudal
en cuya líquida curva
la correntada no turba
su letargo de cristal,
y caricia del sauzal
llegar a tus pies, dormido,
ser espuma; ser latido
de los hervores del cauce;
y en las penumbras del sauce
besarte apenas, sin ruido…
5
Yo quiero ser la llanura
donde se ahonda tu anhelo;
horizonte de tu cielo,
espacio de tu ternura…
Y ser la caricia obscura
de la noche que te asombra,
cuando la brisa te nombra
con su lenguaje lejano…
¡Como si el alma del llano
te besara con la sombra…!
6
Yo quiero ser la enramada
que te da sombra y perfume,
donde tu afán se consume
como una pena callada…
Y abrazando tu morada
ser el fleco de glicina,
donde la calandria trina
y se acurruca la aurora;
siempre vibrante y sonora
de vuelos de golondrina.
7
Yo quiero ser a lo lejos
lo que buscan tus miradas
en las tardes incendiadas
de vespertinos reflejos…
los sentimientos perplejos
de tu espíritu hecho aroma;
el trebolar de la loma
donde brotas, margarita;
y la rama que se agita
cuando te asientas, paloma…
8
Yo quiero ser el rosal
que en las mañanas de octubre,
al inclinarse, te cubre
de flores el delantal…
Y en tu blusa de percal
ser el adorno florido
que te acaricia, atrevido
en tentaciones deshecho
para vivir en tu pecho
como un recuerdo prendido…
9
Yo quiero ser la canción
que en las cuerdas se desgarra
cuando gime la guitarra
lo mismo que un corazón…
ser la oculta vibración
de tus íntimos cantares,
el ritmo de tus andares
que en armonioso trofeo,
va perdurando el deseo
de los tangos populares.
10
Yo quiero ser el rumor
de la pampa indefinida
-espuma desvanecida
en tus riberas de amor-.
Y ser en tu alrededor
lo que ambiente y alma es,
para filtrarme al través
de las flores del alero…
¡Como si fuera el pampero
enamorado a tus pies!

Versos de Francisco Aníbal Riú

CURANDERO


Ah curandero mentado!
Hoy tu nombre no interesa…
La fama que conquistaste
por pagos de Cerro Mesa
se llegó hasta por aquí
enancada en mil leyendas.

Hay que ver a los paisanos
nombrarte con reverencias,
porque ellos creen en tus curas,
tus palabras y tus hierbas
y sos para ellos “un Dios”
…y mi verso no exagera.

Yuyos de todas las clases
y bebidas en botellas
y otras cosas que son raras
allá en tu rancho se encuentran;
junto con las muchas cartas
de tu nutrida clientela,
que te agradece atenciones
o suplica que la atiendas.

El “dotor”, así te llaman
paisanos que te respetan…
y en busca de tus remedios
si habrán galopeado leguas,
creyentes de Coli Toro
y de todo Cerro Mesa.

Triste está por estos pagos
la gente que te venera,
del día que la justicia
te secuestró las botellas,
limpió tu rancho de yuys
y te metió entre las rejas,
porque no tienes “la chapa”
esa… que otorga la ciencia.
                                      (1955)

Versos de Elías Chucair

martes, 5 de junio de 2018

TEMPORAL


Ponchazos de sudestada
van arreando al aguacero,
como lonjeándole el cuero
a la hacienda amontonada.
El pajal en marejada
se dobla a su arremetida,
y alguna oveja perdida
de la majada distante,
como una queja implorante
bala en triste despedida.
  
Más desolada y sombría
la noche, lúgubre avanza,
mientras como una esperanza
se apaga la luz del día.
Todo en doliente agonía
sigue del viento el calvario,
y a veces, como un rosario
de negras cuentas, volando
pasan los cuervos gritando
sobre el campo solitario.

El gateado en el corral
baja el pescuezo tristón,
y buscando protección
pone el anca al temporal.
Yo adentro del rancho igual
doy la espalda a mi desvelo,
y acariciando un consuelo
junto al fogón me he quedado,
lo mismo que está el gateado
como rezándole al suelo.

 A los fuertes sacudones
del viento, el sauce llorón,
se dobla igual que un varón
a fuerza de decepciones.
Sobre los viejos horcones
gime a veces la cumbrera,
y alguna que otra gotera
se va filtrando del techo,
como penas en un pecho
sin esperanza siquiera!

Versos de Pedro Boloqui