Ponchazos
de sudestada
van
arreando al aguacero,
como
lonjeándole el cuero
a
la hacienda amontonada.
El
pajal en marejada
se
dobla a su arremetida,
y
alguna oveja perdida
de
la majada distante,
como
una queja implorante
bala
en triste despedida.
Más
desolada y sombría
la
noche, lúgubre avanza,
mientras
como una esperanza
se
apaga la luz del día.
Todo
en doliente agonía
sigue
del viento el calvario,
y
a veces, como un rosario
de
negras cuentas, volando
pasan
los cuervos gritando
sobre
el campo solitario.
El
gateado en el corral
baja
el pescuezo tristón,
y
buscando protección
pone
el anca al temporal.
Yo
adentro del rancho igual
doy
la espalda a mi desvelo,
y
acariciando un consuelo
junto
al fogón me he quedado,
lo
mismo que está el gateado
como
rezándole al suelo.
del
viento, el sauce llorón,
se
dobla igual que un varón
a
fuerza de decepciones.
Sobre
los viejos horcones
gime
a veces la cumbrera,
y
alguna que otra gotera
se
va filtrando del techo,
como
penas en un pecho
sin
esperanza siquiera!
Versos
de Pedro
Boloqui
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