¿Quién
sería el loco sublime
que
atropelló en “Don Gonzalo”
al
Diez de Línea porteño
rayando
con su caballo
los
borde de la cordura,
los
extremos del cansancio,
lo
más alto de la audacia,
de
la rabia… lo más ancho,
expresando
con su gesto
el
grito del suelo amado?
Se
fue a puro golpe’e boca
a
estrellarse contra el rayo
que
lo bajara de un saque
de
arriba de su montado,
o
pa’ cáir hecho un ovillo
hombre
y flete… fusilados.
Y
era un lindo pingo moro
de’sos
bien criollos y guapos
que
mordía la pata’el freno
y
largaba espumarajos…
como
pa’ entrar en la historia
haciendo
el mayor estrago
en
contra’e los “nacionales”
o
tupiendo al mismo diablo.
Y
era un mozo… solo un mozo
de
una pieza… uno de tantos
florecido
entre los montes
vaya
a saber de qué pago
que
se le metió el impulso
de
todos los entrerrianos
pa’
atacarlos él solito
al
verse ya derrotado…
porque
no siendo posible
torcer
la suerte aguantando
se
le estrujó el corazón
en
latido sublevado…
hasta
lanzarse de golpe
contra
el escuadrón formado.
Atropelló
y ya no pudo
ninguna
razón frenarlo,
media
rienda de impotencia
que
lo fueron agrandando
hasta
no sentirse solo
porque
se la había enancado,
todo
un mundo de conciencia
de
convicción y de halago,
que’l
reventar por la causa
estaba
hecho pa’ los guapos.
Llevaba
sobre su pecho
del
paisano postergado
las
“quichicientas” verdades
que
le negaron al gaucho
pa’
repetirlo por siempre
como
un sonoro guascazo
en
los cachetes de piedra
de
los que lo masacraron.
Don
Ignacio Fotheringam
que
lo estaba contemplando,
aunque
al servicio del puerto
este
militar prusiano…
no
era un “coronel” de Mitre
ni
de Sarmiento un esclavo,
respetaba
el corajudo
proceder
del buen soldado
por
eso no permitió
que
le dieran ni un balazo
al
mozo que en su insolencia
descargó
un pistoletazo,
se
volvió a golpiar la boca
para
marcharse rajando
de
vuelta hacia donde vino
pa’
tomar de un solo trago
aquel
torrente rojizo
del
arroyo ensangrentado.
¿Quién
sería ese paisanito
que
atropelló en “Don Gonzalo”?
¿en
qué rancho vio la luz,
en
el rincón de qué pago
fue
templau como el jaguar
para
enfrentar al espanto
con
la alta dignidad…
suicida…
del arrojado…?
Ya
no importa… si ha de estar
en
las guitarras y el canto
más
jordanista que nunca,
más
argentino y cristiano
y
aunque se perdió en el tiempo
ya
sabemos que ha dejado
viajando
por las arterías
del
bien nacido entrerriano
una
herencia incalculable
del
más puro valor gaucho,
porque
aquí no habrá invasor
que
ensucie este suelo patrio
sin
que otros del mismo corte
salgamos
atropellando…
como
aquel loco sublime
que
atropelló en “Don Gonzalo”!!!
Versos
de Aldo
Muñoz