Dame
indio el “pangaré”
que
tan fiero me robaste
y
que al robarlo dejaste
toda
mi vida de a pie,
dámeló;
yo te daré
lo
que tu ambición me pida,
la
prenda más preferida,
mi
apero, todo el chapeao,
y
si es poco lo ofertao
también
te doy mi querida.
Ya
ves que hasta mi querida
te
ofrezco cacique fiero,
que
es más linda que un lucero
de
una mañana encendida.
Por
ella expuse mi vida
mil
veces con decisión,
por
ella está mi facón
de
sangre todo empañao,
ya
ves si la habré apretao
con
fuerza en mi corazón.
Herido
a tu toldería
buscando
asilo llegué
porque
mucho imaginé
que
en ella lo encontraría.
Pero
pampa, al otro día
del
pingo te apoderas,
de
mi estao te aprovechaste
cobarde
como un traidor,
y
hasta en tu lanza el clamor
de
mis heridas buscaste.
Lo
que tu orgullo me pida
todo,
todo te daré;
más
dame mi “pangaré”
que
él era toda mi vida.
Dámeló
que a la partida
voy
mi vida apeligrando
todo
te estoy ofertando
en
cambio del pingo mío
y
vos pampa, crudo y frío
de
gozo te estás babiando.
Ya
ves que nunca le frente
de
gaucho rudo bajé
y
que ante tuyo incliné
mi
orgullo prudentemente.
Más
vos, indio, indiferente
a
mi ruego te mostraste,
que
me chusiaran mandaste
y
todo, te lo aguanté,
pensando
en el “pangaré”
que
tan fiero me robaste.
Si
al inferir este ultraje
de
mi estao te aprovechás
cuenta,
indio pampa, darás
de
tu sobrado coraje.
Voy
a matarte, salvaje,
para
imponer mi razón
y
si a triunfar del malón
llego
en esta arremetida
¡tendré
el pingo de mi vida
por
la ley de mi facón!
Versos
de Eduardo
E. Méndez
No hay comentarios:
Publicar un comentario