lunes, 25 de febrero de 2019

GAUCHO...


Nació sobre un cuero’e potro
campo raso y cielo abierto
y le secaron el yanto
las caricias del pampero.
La Cruz del Sur como nunca
briyando en el firmamento
bendijo la raza nueva
de este americano suelo
mezcla de sangre aborigen
y otra que llego de lejos.

Con suaves tramas indianas
y un calor de soles viejos
tibieza de poncho pampa
cobijó su primer sueño,
se amamantó de distancias
con leguas de campo y cielo,
lo bautizó un arroyito
con su caudal limpio y fresco
y un ave puso en sus ojos
la libertad de su vuelo.

Más tarde lo haya la historia
de lanza en los entreveros
dando por su patria niña
hasta el último resueyo
la libertad por instinto
fue bandera de su credo
que siempre mantuvo en alto
(los “godos” bien lo supieron)
al dar la vida por ella
sin ponerle ningún precio.

Si un día cuerpió las “levas”
y prefirió el estaqueo
lo mismo fue a la frontera
del que yamaron desierto
y ayí anduvo en los fortines
de baqueano en los rastreos
de lenguarás en los toldos
viéndose sin querer serlo
“milico” en pampas del indio
matando, por no ser muerto.

Volvió cargando su cruz
de penas y sufrimientos;
la paga de sus servicios fue
con calabozo y con cepo
vago y mal entretenido
fueron cargos que le dieron
cuando entro a la pulpería
para ahogar malos recuerdos
y fue si lavó una ofensa
gaucho malo y pendenciero.

Así después de “limpiar”
y hacer fértil nuestro suelo,
después de engordar la tierra
con su sangre, carne y huesos
cuando la quiso habitar
se encontró que tenía dueño
y anduvo desheredado
hasta perderse en el tiempo…
Pues no le dejaron nada,
hoy? ni siquiera el recuerdo

Versos de Ricardo “Tito” Urnissa

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