Por una loma que los
abrojos
han invadido por
Primavera,
quedan los rastros y
los despojos
de lo que llaman una
tapera…
Que por los tiempos
que ya son idos
fue la vivienda de
algún puestero;
pero la brisa con sus
soplidos,
y sus enojos, rasgó el
alero!...
Hoy solo quedan los
paredones
entre yuyales que
fecundaron,
por los albergues sin
presunciones
que los pamperos
desmoronaron…
Aun están verdes por
sus orillas,
como recuerdo de
lindas horas,
enredaderas de
campanillas
y madreselvas
perfumadoras!
Por espinillos y
cina-cinas
están pobladas sus
cercanías,
y cuando pasan las
becacinas
pasan cantando sus
letanías.
Frente a la entrada,
ya sin tranquera,
sufre el palenque sus
desengaños…
y los paisanos de la
tapera
sus narraciones
cuentan huraños!
Dicen que han visto de
noche obscura
salir fantasmas altos
y blancos,
que se esfumaban en la
espesura
y que corrían como con
zancos…
Y por las noches que
son tranquilas
han visto luces que
corretearon,
y, por el tiempo de
las esquilas
a unos reseros los
asustaron…
Que son rumores muy
parecidos
con el arrastre de una
cadena;
y que otras veces se
oyen quejidos
porque son almas que
andan en pena…
Mientras la loma que
los abrojos
han invadido por
Primavera,
guarda recuerdos con
los despojos
que aun han quedado de
la tapera…
Versos de Délfor
B. Méndez
(Revista “El Trovador
de la Pampa” N° 9, 18/05/1923)
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