Eres tú la pasionaria
que
la pureza atesora;
la
de bellezas de aura
y
sencillez de plegaria.
La que
vives solitaria
con
tus anhelos ardientes,
acaso
porque presientes
tus
dulces dichas soñadas,
en
las agrestes lomadas
donde
arrullan los torrentes.
Yo soy
la noche callada
donde
tu nostalgia flota,
la
tosca y vibrante nota
de
la brisa en la enramada.
La esplendente
llamarada
del
argentino fogón,
do
se ceba el cimarrón
bebido
con ansia loca,
que de
mi boca a tu boca
lleva
la sed de pasión.
Eres
la prenda cantada
por
heroica tradición,
que
la civilización
desestima
despiadada.
La de
profunda mirada
que
con ardides traviesos
finges
benditos excesos
a
los gallardos donceles,
que
te cubren de laureles
y se
disputan tus besos.
Soy la
inmortal elegía
en
que se han perpetuado
Ascasubi
y Obligado,
Regules
y De María;
y la
pujanza bravía
de
las furias del pampero,
que
entre el sauzal y el estero
se
desliza, gemebundo,
como
si dijera al mundo
que
por tu amor yo me muero.
Versos
de Benigno
Baldomero Lugones
(1857 – 1884)