El
sol allá en occidente
sus
hebras de oro ocultaba,
y
en sus fauces se llevaba
del
día, todo lo riente,
después,
triste y lentamente,
de
las aves cesó el canto,
tendió
su fúnebre manto
la
noche callada y fría,
y
quedó la pampa umbría
cual
un triste camposanto.
De
pronto, en la oscuridad
de
la pampa, en un tobiano
vi
que lloroso un paisano
cruzaba
la inmensidad,
cual un ser en la orfandad
golpeado
por el destino,
sigue
su triste camino
con
el pesar que se aduna
mientras
lo besa la luna
con
un lampo nacarino.
Sigue
el sendero, sin dar
siquiera
a su pingo aliento,
como
aquel que va sediento
para
su sed apagar,
después
vi que al sofrenar
bajo
un sauce el redomón
queda
lleno de emoción
ante
una tumba sombría
donde
en la cruz se leía
“Fue
muerta por un malón”.
Luego
tiempla la encordada
y
aunque el pasado le aterra,
echa
el paisano pie a tierra
con
el alma acongojada,
cuelga
en la cruz demacrada
su
sombrero con gran pena,
y
de hinojos en la arena,
triste
empieza a balbucear,
mientras
el viento al pasar
peina
su negra melena.
Luego
se oye el dulce son
de
su guitarra en combate
y
aunque la pena lo abate
lanza
esta triste canción:
“Prenda
de mi corazón
con
el llanto de mis ojos
vengo
a regar tus despojos
ante
tu huesa transido,
donde
tan solo han crecido
espinas,
yuyos y abrojos.
Recuerdo
la noche aquella
noche
triste cual ninguna,
cuando
a la luz de la luna
se
libraba una querella,
yo
por vos perdida estrella
luchaba
cual fiero león
mas
después ¡oh maldición!
en
la oscuridá al no ver
vine
a clavar sin querer
mi
daga en tu corazón.
Así
lo quiso el destino
tuvo
más fuerza en vencer
y
en tu pecho sin querer
clavé
mi puñal dañino,
no
me taches de asesino
ya
ves que con amargura
envuelto
en la noche oscura
con
un dolor infinito
vengo
a pagar mi delito
al
pie de tu sepultura.”
Cesó
al rato su guitarra
quedó
en silencio la pampa
solo
del malón la estampa
se
ve que a la cruz se agarra,
después
con fuerza bizarra
hizo
trizas su instrumento
y
en el propicio momento
se
mató junto a la cruz
mientras
del alba la luz
iba
tomando incremento.
(Ca. 1922)
Versos
de Juan
Manuel Pombo