(fragmento
del extenso poema “Lázaro”)
“El
hondo pesar que siento
y
ya el alma me desgarra,
solloza
en esta guitarra
y
está llorando en mi acento:
como
es mi propio tormento
fuente
de mi inspiración,
cada
pie de la canción
lleva
del alma un pedazo
y
en cada nota que enlazo
se
me arranca el corazón.
Te
vi y aunque no sentiste,
en
mi soledad te amé
con
esa profunda fe
que
hay solo en un alma triste:
tu
en un palacio naciste,
yo
en un desierto nací
y
aunque en el alma sentí
fuerzas
para alzarme al cielo,
el
hombre cortó mi vuelo
y
hasta el infierno caí.
La
estrella de mi destino
-no
importa- un rayo lanzaba
que
a disipar alcanzaba
las
brumas de mi camino:
ya
ese rayo mortecino
para
siempre se apagó
y
solo a alumbrar sirvió
esta
eterna noche impía
cuando
en tu alma, la mía
también
el despreció halló.
Como
fiera perseguida
piso
una senda de abrojos,
sin
sueño para mis ojos
ni
venda para mi herida,
sin
descanso ni guarida
ni
esperanza ni piedad,
y
en fúnebre soledad
a
mi dolor amarrado
voy
a la muerte arrastrado
por
mi propia tempestad.
El
cielo me ha maldecido,
el
mundo me ha despreciado,
¡dónde,
sin verme acosado,
sentaré
el pie dolorido…!
No
hay recuerdo, no hay olvido
para
engañar mi aflicción,
solo
hay desesperación
para
mi en el mundo ajeno…
yo
mismo huyo, de horror lleno,
de
mi propio corazón!”
(ca.
1869)
Versos
de Ricardo
Gutiérrez
No hay comentarios:
Publicar un comentario