martes, 30 de junio de 2020

ESPINILLO


Cuando frente a nuestro flete
-anunciando la estación-
golondrinas en montón
urden un fácil juguete:
sin ver que nos compromete
a intentar lo que el zorzal,
con éxito sin igual,
y más que nunca sencillo,
saca su oro el espinillo
y lo tira al pastizal.

Generoso de su bien,
nunca arrea su bandera,
con tal que la primavera
haga su poco también:
arrogante sin desdén
defiende bravo su flor;
y no hay criollo soñador
que, si pasa por su lado,
no ponga al paso el montado
para gozarlo mejor.

Y encanta verlo en la loma
cuando el día, ya algo débil,
se va compungiendo al flébil
zureo de la paloma.
Estrella que arriba asoma
le hace guiños de pasión;
y él, accediéndose con
el ansia correspondiente,
en la fragancia inherente
le envía su corazón.

Arbolito de mi amor
que de aromas estás lleno;
se siente el hombre más bueno
frente a tus gajos en flor.
Yo, que a veces, con dolor,
me contemplo aquí tan solo,
para vengarme del dolo
que me obliga a ser así,
gusto de arrimarme a ti
como cualesquier chingolo.

Y me siento compensado
de goces que no gocé;
de labios que no besé
y que pude haber besado;
de mujeres que no he amado
y que pude amar un día;
porque la sana poesía
que tu presencia difunde,
borra, quita, corre y hunde
la más cruel melancolía.

Versos de Eufemio Muñoz

(tomado de Revista Nativa N° 264 del 31/12/1945)

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