jueves, 18 de abril de 2013

LAS CARRETAS

1
Como un saludo triunfal,
que el bosque agita y exhala,
sobre las arcas de un tala,
se está hamacando un zorzal.
Y por el camino real,
una gran carreta asoma,
rompiendo la policroma
quietud de las arboledas.
como un rancho con dos ruedas,
que va buscando una loma.
 2
La blanca luz  estelar,
ilumina los caireles,
dibujando redondeles
en  los cueros del jaguar.
alguien empieza a cantar
la amargura de sus males.
Una mano hace espirales
con las cuerdas y las lianas,
y las cuelga en las picanas
como un montón de iniciales.
3
Por el tortuoso renglón,
la tropa lenta y tranquila,
parece una larga fila
de brujas en procesión;
y bajo el leve crespón,
que en  la cañada flamea,
la larga fila se arquea
muy quejumbrosa y jadeante:
como un monstruo agonizante
que en la sombra cabecea.
4
Como viejas en cuclillas
sobre la verde extensión,
las carretas en montón,
se han sentado en la cuchilla
entre las blancas costillas
de los toldos, silba el viento,
y junto al fuego un acento,
lleno de amargos resabios
muerde y estruja los labios
con las palabras de un cuento.
 5
Siempre con la misma pena,
van cantando melancólicas,
como guitarras eólicas
bajo la noche serena;
la luna, pálida y buena,
quiebra en los toldos su cara.
La vieja armazón se aclara
con una brillante pauta,
y el viento, toca la flauta
en las cañas de tacuara.
 6
Abiertas sobre el boyero,
siempre van entre las galas
las dos inmóviles alas
de algún pájaro agorero;
tal vez algún compañero
se quede por el erial
donde sólo el vendaval
podrá honrarle las facciones
grabando sus inscripciones,
sobre el errante guadal.
 7
Arcas de amor y de pan,
que así van de pago en pago
volcando como un halago
sus quejas de guayacán;
su voz dice, cuando van
por la oscura lejanía,
los lamentos de agonía
de una mujer moribunda,
que en la rueda gemebunda,
recluyó una brujería.
 8
Sobre un pértigo curvado,
que está señalando al cielo,
se lamenta el desconsuelo
de un carretero inspirado;
su candor de enamorado
levantó de la carreta,
la femenina silueta,
que lo contempla extasiada
como una reina sentada
sobre un trono de galleta.

Versos de Rodolfo Blas Arrigorriaga

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