sábado, 3 de enero de 2015

A DON JOSÉ HERNÁNDEZ

Su barba caudalosa florecía
en un tiempo de otrora y de mañana,
y su aliento de cardo y mejorana
el pecho le vivía y le regía.

La mirada en torcaz se le dormía
y en mariposa azul, honda y liviana,
cuando su voz de viola americana
decía, y nada más, lo que decía.

Sus espaldas, escombro y fundaciones.
Sus grandes manos, bálsamo y destierro,
y trébol su sonrisa y cortaderas.

Así cantó su amor y sus razones
este filial y altivo Martín Fierro
mientras crecían lanzas y banderas.

Versos de Vicente Barbieri

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