(evocación de los tiempos del Territorio Nacional de La Pampa, anterior a la provincia, 07/1951)
Milico
legendario de sable corvo,
con
polainas inglesas y de alpargatas,
que
al trotecito breve de un pingo moro
te
embriagabas de leguas en nuestra Pampa.
Allá
en las Pulperías de Emilio Mitre
en
bacanales sórdidas de aquella indiada
rapaz
y embravecida, tu mano firme
y
la vista felina, te crearon fama.
Puelén,
La Primavera, La Copelina
recuerdan
tus arrojos y tus hazañas,
jamás
‘perdías el rastro’ entre las cuchillas
ni
extraviabas el norte, sobre las ‘bardas’.
Eras
de la justicia la Ley suprema
con
filo y contrafilo, como una daga;
‘juez
de raya’ absoluto de una cuadrera
y
‘sacador de manos’ como una taba.
Bailarín
consumado de zamba-cuecas;
zapateador
insigne de cien ‘mudanzas’
mientras
el paisanaje formando ‘rueda’
iba
siguiendo el ritmo de las guitarras.
‘Milico’
que te pierdes en el progreso
de
las rutas que cruzan toda La Pampa,
hoy
vives solamente entre los recuerdos
que
jalonan la vida de nuestra raza.
Eras
el gaucho altivo. Girón de historia
que
hizo famoso el Norte: grande la Patria,
cuando
al grito de Güemes formaron hordas
que
sembraron de heroísmos campos de Salta.
Riojano,
bonaerense, de cualquier parte
que
para eso esta tierra, es toda entraña.
Te
llamaras, Quiñones, Amaya, Zárate…
No
interesa. Eras criollo de gaucha casta!
Persiguiendo
cuatreros y criminales
eras
Ley hecha carne; nervio y pujanza.
Tu
fuerza iba hermanada con el coraje
y
éste era tan intenso como La Pampa.
‘Milico’
temerario que abriendo surcos
sembrabas
el progreso, con fe sagrada,
para
que floreciera nuestro terruño
como
un maravilloso país de esperanza.
Quiero
reivindicarte frente al extraño
que
te invoca risueño. Tu eres la raza
pletórica,
instintiva – viril brochazo
que
matizó la albura de nuestra Patria.
Versos
de Manuel
I. Segovia
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