Alto, enjuto y de rostro perfilado,
solitario,
interior, tal se le viera,
a
este Benito Lynch, que gaucho era,
de
parco hablar y paso desgarbado.
A la tierra, las mieses y el ganado,
se
dio con mística pasión sincera.
Tradujo
al criollo en la versión señera
de
su cálido, auténtico pasado.
Se
hunde en la pampa inmensa y abismante.
Vence
su soledad aniquilante,
y
hace suyos las almas y el ambiente.
Ceden
al fatalismo de la raza
sus
personajes, y el amor lo traza,
eterno,
Pantaleón, noble y doliente.
Versos
de Rodolfo
Oyhanarte
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