(1826)
del
Paraná hasta el Guayas; granaderos.
Bajo
el palio triunfal de sus aceros
los
convoca la niebla del pasado.
Cabalga
al frente el coronel Bogado
y
le siguen los últimos guerreros.
Vienen
a deponer sus corvos fieros
con
un bordón de muerte en el costado.
Alza
el trompa Chepoya al infinito
una
doliente clarinada larga
clamando:
“Padre, dónde están tus lauros”.
Baja
a la tierra un imperioso grito:
“Arriba,
granaderos; a la carga”.
Y la
noche se puebla de centauros.
Versos
de Enrique
Vidal Molina
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