viernes, 2 de marzo de 2018

ROMANCE DEL MALÓN DEL 80


I
Va el Capitán Escribano
patrullando la frontera,
que el cacique Linco Pagni,
le ha declarado la guerra.

Un viento de pesadilla
sobre los ranchos golpea
que a la orilla del Salado,
el cacique merodea.
Dicen que dicen las gentes,
que por miles, lanzas, cuenta
y que muchos cacicazgos
Linco Pagni a la cabeza,
arrasarán poblaciones
que se encuentran indefensas.

Con sus vinchas emplumadas,
convertidas en diadema,
desciende como un alud,
sobre la Guardia, que tiembla…
Ya se escucha el alarido
conque declara la guerra…
ya están ardiendo los ranchos
y que se salve quien pueda…!

Ya consigue arrebatarles,
lo mejor de las haciendas
que escapan despavoridas
huyendo a campo traviesa.
Muchas mujeres cautivas
en sus brazos llevan prietas,
a horcajadas en caballos,
que van con rumbo a sus tiendas.

El Capitán Escribano,
la retirada intercepta,
por aligerar las cargas,
las mujeres dejan sueltas…
van cayendo sobre el campo,
unas vivas, otras muertas,
o arrolladas por los cascos,
de caballos en carrera.

Los penachos de sus vinchas,
en cuanto el día alborea,
relucen sobre los campos
como enhiestas cortaderas.

Pasada la noche triste,
las gentes se desesperan,
al sepultar los caídos,
en el malón del 80,
cuando la Guardia tenía
solo un año de existencia.

Pero… allá está el Capitán,
su temple, es su Fortaleza,
y las alienta a empezar
a reconstruir la Guardia,
sobre lo poco que resta.

II

Después que pasó el malón,
y en vista de los estragos
que hizo arrasando Luján,
blandengues y milicianos,
aumentaron las defensas
al comando de Escribano.

El casco de sus caballos,
-ya pangaré ya alazanos-
eran sombra entre las sombras
percutiendo sobre el llano.
Límite de las Frontera,
seguía siendo el Salado;
pero el Auca conocía
para atravesarlo, vados.
De manera que al acecho,
blandengues y milicianos
siempre debían estar
al comando de Escribano.

Fuera en las noches oscuras
túnel de sombra cerrado,
o en aquellos que la luna
desgarraba entre los cardos
sus enaguas ampulosas
de volado almidonado,
blandengues y milicianos
patrullaban la Frontera,
al comando de Escribano.

Versos de Mercedes J. Aldalur

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