martes, 13 de marzo de 2018

LA CURANDERA DEL PAGO


Los inviernos son más crueles
si llueve en medio del campo,
y alguno llega a enfermarse
y hay muchas leguas de barro.

Hasta donde ven los ojos,
no existe farmacia… o algo
que pueda mermar, siquiera,
la fiebre de un engripado.

Doña Rosa es curandera…
ya con más de ochenta años…
Y así yo lo conocí
tras el humo del cigarro.

Y curó eczemas rebeldes,
verrugas, herpes y empachos…
Que hay veces curan los médicos,
pero con mucho trabajo.

Con rezos y aguas bendita,
saca los raros encantos…
porque en el Sol de la Fe
no habitan sombras ni daños.

Supo criar a quince hijos
dentro del monte cerrado…
porque se le fue el marido
después del último parto.

Muy humilde y silenciosa,
de mirar profundo y manso,
sabe llegar hasta el alma
como los antiguos sabios.

Y vive allí, todavía,
con luces, flores y pájaros…
Rodeada de buena gente;
y haciendo humear el cigarro.

Versos de Adolfo Cosso

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