1
Le vide en unas carreras
cerca de San Nicolás
su efigie de montaraz
y de gauchas
montoneras,
cayó para unas
cuadreras
lindazamente montao:
tráiba para su recao,
dos fletes de rica
estampa
un potrillo “oscuro
pampa”
y un “moro” como
pintao.
2
Del flete “moro” se
apeó
con gesto sencillo y
franco
y un pañuelo azul y
blanco
del cuello se
desprendió;
al potrillo lo maneó
con su golilla genuina
que al sentir la seda
fina
el flete ni se movió…
parece que conoció
que era la enseña Argentina.
3
Alguien bajo la
enramada
entre sorbo y vocerío
lanzó en alto un
desafío
que aplaudió la
paisanada;
como él no dijera nada
por evitar la cuestión
el otro en tono burlón
recrudeció la bravata:
“-Le corro por
cualquier plata
a su “moro” regalón”.
4
Aguilera descontento
respondió: “-Mis
parejeros
son dos potrillos
ligeros
capaz de correrle al
viento
pero que en ningún
momento
por apuesta los corrí;
a nadie le competí
ni en el trance más
seguro
porque mi “moro” y mi “oscuro”
solo corren para mi”.
5
Resultó desconcertante
la respuesta de Aguilera
y volvió a seguir la
hilera
sobre el mismo
consonante
hay días que ni un
instante
les sé bajar el recao
y pampa y cielo he
cruzao
trabajando en un arreo,
apartando en un rodeo
como corriendo un
alzao.
6
Yo los tengo
acostumbrao
que muento y les doy
dos gritos
y saltan los dos
juntitos
sin tocar los
alambraos;
saben disparar
boliaos,
corren por un
viscachal
con la fijeza cabal
de los caballos del
indio;
les di como el
amerindio
una enseñanza rural.
7
“-Levanto el cargo,
aparcero,
<dijo el criollo
discordante>
que le hiciera hace un
instante
a su “moro” parejero;
desde hoy a mi flete “overo”
no le daré otro trajín
que el de juirle hasta
el confín
a la partida del pago
que me anda haciendo
el amago
de remitirme a un
fortín”.
8
Estalló un ¡Viva! por cierto
y comenzó liso y llano
a correr de mano en
mano
un porrón recién
abierto.
Aguilera entre el
concierto
hasta el potrillo
llegó,
de las manos le saco
el blanco y azul
pañuelo;
como era color del
cielo
¡Viva mi Patria!, se
oyó.
9
Y cuando hubieron
bebido
los alcoholes
fulminantes
y no quedó en los
estantes
más que algún porrón
vacido,
Aguilera dio un
silbido
que el “moro” lo
conoció,
sobre el silbo
relinchó
con un acento emotivo
y acercándole el
estribo
escarciando lo esperó.
10
Después vieron al
paisano
sobre el “moro”
galopiando
y al “pampa oscuro”
trotiando
perderse entre cielo y
llano.
Caballito soberano
de tradición inmortal;
en la guerra colonial,
con los paisanos
arrieros,
y los gauchos
granaderos
en la historia
nacional.
Versos de Martín
Castro
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