LLUVIA
Llueve…
la tormenta anuncia
la
intensa humedad del suelo
y
en el contrato del cielo
el
sol, firma su renuncia.
Una
centella pronuncia
sonoridad
luminosa…
Cierra
sus alas, se posa
un
ave detrás de un nido.
Y en
el jardín florecido
llora
un pétalo de rosa.
Quedaron
las nubes rotas
de
tanto rayo que pasa
y
en el patio de la casa
andan
saltando las gotas.
Los
pinos como patriotas
en
posición vertical,
afrontan
un temporal
“armado”
con chaparrones,
mientras
quedan los huellones
tatuados
en el barrial.
La
tarde de la llanura
empieza
a ponerse triste…
cambia
el vestido y se viste
de
pronto con ropa oscura.
Se
cae la fruta madura
de
un gajo semiquebrado
y
en el suelo mutilado
su
néctar frutal se pierde.
A veces
mejor ser verde
que,
por de más, madurado.
En
el fondo hay un concierto
de
ranas desafinadas,
postales
resucitadas
dentro
de un paisaje muerto.
El
clima intenso e incierto
camina,
para, trompieza…
Desdibuja
su belleza
el
planeta que habitamos.
¿Será
porque descuidamos
la
Madre Naturaleza?
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