A Jorge Molina Salas
Parte,
jinete.
El
alba desenfunda
su
cuchillo de rumbos por el Este
tajeando
el día que echará en tu sombra
su
poncho calamaco azul celeste.
Parte,
jinete;
es
hora. La mañana
tasca
el freno de luz que arrolla el viento,
cuando
tu mano firme empuña el tiento
montado
al lomo azul de la distancia.
Jinete,
domador de tu destino
sin
bocado, fiador ni pontezuelas,
con
el talón desnudo y sin espuela
clavado
en los ijares del camino.
Mira,
jinete:
América
es un río
con
un vado inmortal y una montaña
y
una pampa desértica y salvaje
y
una selva que el trópico enmaraña.
Mira,
jinete, tu cabalgadura:
has
herrado sus cascos con estrellas.
Tú
cruzarás la histórica espesura,
tú
vadearás el río de tu epopeya.
Has
tocado en su cruz,
sobre
el latido
de
su sangre animal tu propio paso,
pulso
con pulso, corazón y vasos,
centauro
por las sangres compartido.
Has
puesto en tu pretal de cuero crudo
viril
escapulario, tu mensaje:
tu
propio pecho místico y desnudo
oreado
a la intemperie y al coraje.
Tal
vez el alba anide para siempre
en
la luz cardinal donde te espera;
si
te vas en creciente de la luna
regresarás
de nuevo en primavera.
Porque
eres libre, sí. tu altiva estampa
talla
en la patria ecuestre su fiereza
monta
tu adiós a lomo de la pampa
y
acuéstate a rezar;
pero
regresa.
Versos
de Suma
Paz
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