Flor
de la costa entrerriana
que
perdida en el follaje,
da
esplendores al paisaje
de
esa tierra soberana;
donde
al rayar la mañana
la
saludan los zorzales
en
tupidos matorrales,
donde
el ceibo se levanta,
esa
magnífica planta
engarzada
de corales.
Allí
crece el espinillo
exhalando
sus aromas,
allí
gimen las palomas
de
atornasolado brillo;
y
entre el débil plumerillo
que
blanquea en las cuchillas,
el
trébol y las gramillas
le
dan al aire pureza,
y
al corazón la tristeza
que
entonan las avecillas.
El
Uruguay en su lecho
corre
entre lindas piedritas,
cual
las penas infinitas
que
á solas guarda mi pecho.
Allí
muestra el verde helecho
entre
peñas su frescura.
Allí
queda la ternura
que
mis padres disfrutaron,
con
las dichas que pasaron
como
el agua limpia y pura.
Allí
á la hora de la siesta
me
lo pasaba en el monte,
contemplando
el horizonte,
el
cielo, el llano, la cuesta;
de
las aves dulce orquesta,
del
río suave murmullo,
de
las flores el capullo
fueron
la luz de mi vida,
allá
en la tierra querida
de
mi sangre y de mi orgullo.
(La Plata, 1906)
Versos
de José
Fonrouge (h)
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