viernes, 20 de marzo de 2020

CANTO CON HOMBRE SERRANO


Quizá le basten sus perros
y su caballo, no más,
cuando transita la paz
campesina de los cerros.

Por eso, al andar la tierra,
parece dudar del suelo
que pisa; porque su cielo
se le ha quedado en la sierra.

Hombre que monta sin prisa
y se va -jinete al tranco-
luciendo de un mismo blanco
el pañuelo y la sonrisa.

Le nace un aire paisano
que se le entibia en la voz
cada vez que nombra a Dios,
con el sombrero en la mano.

Cuando volviendo a los cerros
la noche a poco lo alcanza,
lo sigue siempre la mansa
fidelidad de los perros.

Y van el hombre y su suerte
librados a las estrellas
porque -al fin- todas la huellas
son de la vida y la muerte.

Versos de Horacio Peroncini

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