jueves, 6 de marzo de 2014

ALBORADA CAMPERA

Cuando despunta la aurora
con sus purpúreos reflejos,
se ve del campo a los lejos
la majada que allí mora;
una criolla encantadora
a la puerta del ranchito,
mirando de hito en hito
medio perezosa asoma,
lo mismo que la paloma
cuando abandona el nidito.

Y mientras tanto el fogón
a una pava da cabida
para ver de pronto hervida
el agua del cimarrón.
Ya lista, con atención,
esa criollita ladina,
saliendo de la cocina
un mate brinda a su amao
mientras él pone el recao
al pingo que le fascina.

Antes de irse, con pasión,
el paisano mira el rancho
dejando colgao un gancho
y ensartao el corazón.
Y dándole un apretón
de mano a su embeleso,
con mirar algo travieso,
mas con nobleza argentina,
le dice: “-Me ausento,china,
hasta luego!  ¡Dame un beso!”


Versos de Mario Reguero

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