viernes, 5 de abril de 2019

CRIOLLA


Cifro todos mis amores
en el campo bendecido
donde mi rancho querido
se alza entre ramas y flores;
donde hay pájaros cantores,
trebolares y gramilla,
donde la vida es sencilla,
y donde el paisano luce
la enseña que me seduce
un gacho y una golilla.

Cada aurora aquí despierta
entre sonrosados velos,
cual si dejara en los cielos
una cortina entreabierta.
La luz da a todo su ‘alerta’,
canta alegre la avecilla,
y cuando el sol aún no brilla,
deja su lecho el paisano,
el del campo soberano,
el que usa gacho y golilla.

Todo sonríe a la vida,
todo de luz se colora,
hasta el rancho de totora,
esa vivienda escondida
a la sombra protejida
entre ramas y flechilla:
esa vivienda sencilla
del paisano generoso
que se contempla orgulloso
con su gacho y su golilla.

De esta vida silenciosa,
yo adoro la dulce calma,
y siento ensancharse el alma
bajo una impresión grandiosa;
mi alma de sosiego ansiosa
ama esta calma sencilla,
trebolares y gramilla
y claveles de la sierra:
¡Todo lo que es de mi tierra
como el gacho y la golilla!
                             (Ca. 1919/1920)
           Guardia Vieja, Maldonado, ROU

Versos de Ludbiana Maurente

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