miércoles, 14 de mayo de 2014

CAMINO...

Contemplo desde mi rancho
el camino que se pierde,       
en ese horizonte verde
que tiene aspecto tan ancho.
A mis pupilas ensancho
con inefable placer,
para dejarlas correr
con varonil arrogancia.
Pues para mi la distancia
tiene encantos de mujer.

Camino que está escoltado
por una guardia de cardos,
que son lo mismo que nardos
para el gaucho enamorado.
No sé que fin anhelado
tiene su fe distendida,
que con marcha decidida
va por los campos cruzando…
como si fuera buscando
los misterios de la vida.

Cuando aparece la aurora
sobre el cielo desteñido,
con vaporoso vestido
y sonrisa tentadora,
nuestra calandria cantora
lanza su trino valiente,
y el camino lentamente
va recobrando su brío…
gozoso porque el rocío
lo salpica suavemente.

Al llegar el medio día
cuando el sol con su color,
le deja un beso de amor
que fructifica en poesía..
el camino que se amplía
después de cruzar el cerro,
palpita con el cencerro
de una tropilla entablada…
que corre como impulsada
por los ponchazos de Fierro.

Y cuando el atardecer
pone un tinte de tristeza,
recién el camino empieza
su carrera a detener.
Entonces se puede ver
sobre el paisaje sencillo,
la rama de un espinillo
sus flores enarbolando…
y dos tordos cabalgando
sobre el lomo de un potrillo.

Cuando lo cubre la noche
con su sombra funebrera
y el llanto de la tapera
le pone trágico broche,
pensamientos en derroche
me clavan un dardo fino,
y mientras labro mi trino
con esperanza encendida…
la luna media dormida
se recuesta en el camino.


Versos de Juan Pedro Carrizo

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