Yo
nací en aquellos tiempos
en
que enseñó Santos Vega
que
el gaucho solo se entrega
a
la justicia de Dios.
No
ha de negarme ninguno
como
no niega a la madre.
No
hay criollo que no se cuadre
cuando
lo templa mi voz.
Milonga
me llama el campo.
Milonga
me llama el viento.
Y
hasta milonga me siento
cuando
el gaucho hace la Cruz.
Me
nombra el rancho de adobe
y
la tropilla de un pelo.
La
Cruz del Sur en mi cielo
me
nombra con voz de luz.
Me
han cantado con orgullo
los
más grandes payadores.
Confidente
fui de amores
que
nunca podré olvidar.
Y
en rueda de pulperías,
entre
altivos gauchos rudos,
hice
blando a los “crudos”
y
a los más tigres, llorar!
Mi
voz lo ha cantado todo
a
impulsos del sentimiento,
porque
es símbolo, mi acento,
de
ternura y de pasión.
Aquel
que quiera olvidarme
puede
-si así lo decide-
que
al olvidarme se olvide
de
su propio corazón.
Soy
milonga cuando el gallo
degüella
la madrugada.
Milonga
si la majada
se
oye, a lo lejos, balar.
Por
milonga soy la pampa.
Por
milonga soy el beso.
Si
por milonga soy eso…
como
me van a olvidar!
Versos
de Tilde
Pérez Pieroni
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