Gigante colosal de los olvidos.
Memoria
transitada de los vientos.
Dónde
quedó tu nombre demorado…?
Tal
vez, en el umbral de los silencios.
Por
qué calles de tardes estivales
Atahualpa
rodeado de misterios,
sumó
llantos de todas las comarcas
cuando
Manco Capac gritó su tiempo…?
Allá
viene la estrella Viracocha
por
la orilla celeste del imperio
cruzando
continentes soledosos
bajo
la Cruz del continente nuestro.
En
cada amanecer crecen los gritos
cuando
la tierra se transforma en pecho.
Juan
Calchaquí despierta por los valles
al
hombre de las razas que no han muerto.
Desde
el fondo sonoro de la pampa
Calfucurá
desata los desiertos
Y
una hoguera de sangre los convoca:
Pincen
y Yanquetruz van hacia adentro.
Y
la tierra detrás del horizonte
inflamada
de pájaros y cielo
en
soledad más líquida del campo
se
abraza desmayada contra el viento.
Allá
vienen torrentes de su sangre
por
el cauce ventral de los desiertos
en
declives de cielos demorados
nombrándote
detrás del cautiverio.
En
el perfil dormido de la noche
cuando
crece la lluvia de los tiempos,
un
triángulo de luz, moja la luna
nativa
alfarería del sendero.
Y
América, vergel tendido en mapa
te
guardará celosa entre los sueños.
Por
territorios de hombres milagrosos
camina
prolongado tu recuerdo.
Versos
de Alfredo
Amancio Varela