lunes, 24 de marzo de 2014

PALACIO SAN JOSÉ

Sigue siendo irreal. Un espejismo
que atravesó los mares y la historia.
Un perenne artificio. La ilusoria
visión de un General. El egoísmo

o la compleja vanidad de un hombre
que concibió el esplendido escenario
para su eternidad, y el temerario
puñal de la traición sobre su nombre.

Nada es real. Ni el lago ni la alfombra
de rosas que a Sarmiento recibiera,
ni la sala de espejos, ni la sombra

de un fugaz centinela de ceniza.
Solo una cosa, acaso, es verdadera.
Una mancha de sangre: la de Urquiza.

Versos de Juan Manuel Alfaro

sábado, 15 de marzo de 2014

TIERRA ARADA

Amanecía despacito…
ya estaba cuasi clareando
una mañana argentina
con olor a siembra y pasto.
Yo ya estaba sobre el surco
cara al sol, la frente en alto,
cuando alguien desde las casas
me gritó medio asustado:
“-Dicen que hay guerra en l’Uropa;
dicen que s’están peliando!”
……………………………………
Guerra! Levanté la reja,
la tumbé sobre un costado
y me detuve a escuchar
lo que me estaban contando…
Me tentó aquella palabra!
Suena juerte pa’ un paisano!
Parece que está hecha’e sangre;
de tambor y poncho en alto,
que tiene el grito‘e los niños
y de las madres el llanto…
Ya iba a ponerme a pensar
en guerra que se yo cuanto,
pero vide el surco fresco,
miré la yunta de mansos,
vide la tierra fresquita
ya la semiya esperando
y pensé pa’ mis adentros
con sana concencia’e gaucho:
Tierra arada, huele a Patria
y es mejor que siga arando…
Y seguí abriendo camino,
despacito, palmo a palmo;
camino hecho’e tierra fresca
y hecho a sudor de cristiano!
Y en aquel terrón moreno
que la reja iba volcando,
yo adiviné una esperanza
que jue pa’ mí como un canto!
que cada surco se abría
como con ansias de grano;
era el sueño de una novia
y de una madre el regazo.
Y ya me sentí más hombre,
más argentino, más guapo,
porque en este suelo grande
suelo de paz y trabajo,
no hay tiempo’e pensar en guerra
con la canción del arado!
Argentina! Tierra santa!
Gloriosa madre del gaucho
que ya dejó las espuelas
y la mancera ha empuñado;
que ya levantó ciudades
abriendo surco en los campos!
Por eso es que tu hijo el criollo,
tiene rugosa la mano,
que si pulsa la guitarra
también empuña el arado!

Dicen que hay guerra en l’Uropa;
dicen que s’están peliando…

Yo digo pa’ mis adentros
con sana concencia’e gaucho:
Tierra arada, huele a Patria
y es mejor que siga arando!

Versos de Porfirio Zappa

                   (correntino)

domingo, 9 de marzo de 2014

LOS BESOS DE UNA MUJER

Al que le tocó rodar
por esas sendas tortuosas
en el alma guarda cosas
difíciles de olvidar.
Yo que salí a caminar
siendo solo un principiante,
con un mundo por delante
adonde abundan las penas
pero encontré algunas buenas
y es justo que a ellas les cante.

Una vez, que llegué a un pago
cansado, triste y afónico
como si buscara un tónico
para curar tanto estrago.
La suerte me dio un halago
que alivió mi padecer.
Cual rocío de amanecer
que a la planta le da vida,
supieron curar mi herida
los besos de una mujer.

Desde entonces mi vihuela
tiene una nota armoniosa
por la madre, por la esposa,
por la novia, por la abuela.
Y contemplando la estela
de mis recuerdos de ayer
hoy vuelven a florecer
trovas que del alma salen,
para decir cuanto valen
los besos de una mujer.
  
Versos de Roberto Ayrala

jueves, 6 de marzo de 2014

LA TRADICIÓN NACIONAL

Resurjan los viejos lares
en el seno de la pampa
y otra vez brille la estampa
de una raza de jaguares;
perfumen los trebolares
la llanura colosal,
y con su canto el zorzal
letifique (*) la pradera
para que así nunca muera
la tradición nacional.

Resurja la legendaria
toldería de Catriel,
y del gaucho noble y fiel
la vetusta indumentaria;
en la pampa solitaria
vuelva la china cordial,
a usar traje de percal
y cinta en la cabellera
para que así nunca muera
la tradición nacional.

Resurjan esas bizarras
figuras de nuestros criollos,
que ayer salvaron escollos
con el poder de sus garras;
dejen oír las guitarras
igual que un himno triunfal,
el malambo sin igual,
el triunfo y la chacarera
para que así nunca muera
la tradición nacional.

Resurjan esos fogones
que gauchas manos formaron
y que después derrumbaron
los hijos de otras naciones;
organícense reuniones
a la sombra del sauzal
como las que el criollo leal
organizaba en su era,
para que así nunca muera
la tradición nacional.

Versos de Mariano N. Cuello

(*) letificar: alegrar, animar

ALBORADA CAMPERA

Cuando despunta la aurora
con sus purpúreos reflejos,
se ve del campo a los lejos
la majada que allí mora;
una criolla encantadora
a la puerta del ranchito,
mirando de hito en hito
medio perezosa asoma,
lo mismo que la paloma
cuando abandona el nidito.

Y mientras tanto el fogón
a una pava da cabida
para ver de pronto hervida
el agua del cimarrón.
Ya lista, con atención,
esa criollita ladina,
saliendo de la cocina
un mate brinda a su amao
mientras él pone el recao
al pingo que le fascina.

Antes de irse, con pasión,
el paisano mira el rancho
dejando colgao un gancho
y ensartao el corazón.
Y dándole un apretón
de mano a su embeleso,
con mirar algo travieso,
mas con nobleza argentina,
le dice: “-Me ausento,china,
hasta luego!  ¡Dame un beso!”


Versos de Mario Reguero

miércoles, 5 de marzo de 2014

SIN DERECHOS

1
Como gladiador cansado
pierde las fuerzas el día,
perfumando su agonía
el fresco soplo del prado.
Queda el Oriente pintado
por penumbras, con derroche:
y en actitud de reproche,
cuadrado el sol, de soslayo
recoge su último rayo
al presentarse la noche.
2
Con nuevo impulso verdea
la flora de la campaña,
quebrando con faz huraña
despojos de luz pigmea:
el pastizal parpadea
sobre la inculta colina,
y mientras todo declina
en las regiones campestres,
sueltan las aves silvestres
su plegaria vespertina.
3
Por apretado sendero
sale del monte un jinete
rompiendo el tupido brete
del pajonal majadero.
Teme, recela y ligero,
casi en pleno desvarío
le tira al campo y al río
por izquierda y por derecha,
una mirada de flecha
que va a sondar el vacío.
4
Es desertor. Su delito
le impone firme misterio
y huyendo del cautiverio
anda sin rumbo y solito.
Por las penurias marchito
busca saludable riego
y en brutal desasosiego
cuando el sentimiento brama,
oye un rancho que lo llama
con clamoreos de ruego.
5
Allá va. Sabe seguro
que el sable lo pastorea,
que es desigual la pelea,
que es muy amargo el apuro.
Pero, gaucho fuerte y duro
lleva un propósito fijo,
guarda un tierno regocijo
que lo arrastra desde lejos,
hay en el rancho dos viejos
que no los olvida el hijo.
6
Entre dudas y temores
pisa la choza querida
donde sembró su partida
desalientos y dolores.
Toca a sus progenitores
con sobresalto sincero;
y en el silencio campero,
como indudable noticia,
salta una franca caricia
que se le escapa al matrero.
7
Es muy corta la visita
porque lo quiere la suerte,
pues un pampero de muerte
sobre su cuerpo palpita.
De la pareja bendita
se despide sin rudeza:
y consumiendo entereza
para tornar al retiro,
monta bordando un suspiro
con hebras de su tristeza.
8
Vuelve solo a la guarida
conquista de independencia,
preparado a la violencia
y a vender cara su vida.
Nadie lo ampara ni cuida,
nadie le ofrece perdón,
que la carne de cañón
y el siervo de mil señores
no tiene más defensores
que su astucia y su facón.

Versos de Elías Regules
                  (uruguayo)

martes, 4 de marzo de 2014

VIDALA AL CORONEL PRINGLES

“Gloria a los vencidos en Chancay”
Desbarrancándose al muere,
Vidalitay,
que le importa de la vida,
al coronel Pringles manda
en Chancay la arremetida.

-Si el Pacífico me cubre,
Vidalitay,
que me importa de la vida
si mis ojos no verán
la libertad, Argentina.

-¡A caballo! ¡A caballo!,
Vidalitay,
la patria es linda y es larga,
que me importa de la muerte.
¡A la carga! ¡A la carga!

-Por las piedras de Chanc ay,
Vidalitay,
por mi suelo yo lo juro
que hago pedazos mi sable
si no gano en este apuro.

-Arremeten pecho a pecho,
Vidalitay,
arremeten sin aliento,
el acéano se tiende
desmontándome en el viento.

-Que me traguen las arenas,
Vidalitay,
y aunque me castigue el rayo,
¡no me entrego, godos maulas,
ni se entrega mi caballo!

-¡A la carga! Ya no veo
Vidalitay,
ni la sombra a mi costado.
Nos han vencido en Chancay
sin voltear a mi montado.

-Adiós pueblo, adiós coraje,
Vidalitay,
en Chancay dejo el pellejo,
¡no me entrego godos maulas,
métanle duro y parejo!

-Adiós suelo, adiós América,
Vidalitay,
aires, llanos y entreveros,
el coronel Pringles yace
para siempre prisionero.

(Adiós coronel altivo,
Vidalitay,
ni la espada te asegura,
solo el coraje y la patria
rebrillan en la negrura.)

Versos de Nicolás Cócaro

CHINITAS

En las puertas de los ranchos,
en el patio familiar,
las chinitas de los campos
ponen la nota jovial.

Sus vestidos color cielo,
su donaire, su reír
y su frescura de huerto
son encantos del vivir.

En las tardes grises, frías,
acompañan su matear
con grasosas sopaipillas,
arrimadas al hogar.

Concentradas, reflexivas,
tienen todas su querer;
hacia el cielo siempre miran
fortaleciendo su fe.

Sus enormes ojos negros
nos alumbran al pasar;
sus cabellos son chapecas,
son adornos sin igual.

Cuando suena en la guitarra
el estilo, el yaraví,
se hace triste su mirada
en un íntimo sentir.

Por las zambas y las cuecas,
por el gato y pericón
se apasiona su alma ingenua
toda dulzura, rubor.

Humildes y pudorosas,
no conocen la ciudad.
Igual son todas sus horas
en el rancho y el lugar.

Los afeites no conocen
sus caras que besó el sol,
cantadas por payadores
pretensiosos de su amor.

Canto las dulces chinitas,
endulzaron mi orfandad,
tiernas, humildes, sencillas
cual flores que el valle da.


Versos de Armando Herrera

sábado, 1 de marzo de 2014

LOS DE LANZA Y GUITARRA

Cuando las yeguas ya no den más potros,
ni crezcan más las cañas de tacuara;
cuando ningún talón sepa de espuelas,
ni de lujo en pihuelos ni rodajas;

cuando no se levante más el polvo
de la caballería en una carga;
cuando ya nadie más comprenda nada
de regatones, cujas y moharras;

cuando ya se hayan ido para siempre
los centauros jinetes de mi raza,
los que por diversión hacían la guerra,
los que por profesión hacían la patria;

los que a la luz del sol daban la vida
y a la luz de la luna serenatas;
los de historias de amores y entreveros,
¡los de lanza y guitarra!

Cuando ya se hayan ido para siempre
con la gloria chuceada en la tacuara,
y el último jinete se haya muerto
delirando con cargas y fanfarras;

yo solo sé donde podré encontrarlos,
con sus corvos, sus pingos y sus lanzas;
yo solo se donde estarán entonces
¡los de lanza y guitarra!

Los hallaré en el cielo de la gloria,
en el mundo infinito de las almas;
porque este mundo les quedó muy chico
para la más cortita de las cargas.

¡Y allá estarán, jinetes en el viento,
llevando a los relámpagos por lanza,
pechando nubarrones con sus fletes,
usando las estrellas por rodajas!

¡Haciendo trepidar el mismo cielo!
Cargando eternamente hacia a la nada;
¡allá estarán cerca de Dios, muy cerca,
los de lanza y guitarra!

Versos de Carlos María Cervetti (“El Vasco”)
          (Comandante de Gendarmería)