India
vieja, bien curtida,
como
hecha a latigazos;
que
diste hijos a las guerras
y
a nadie diste trabajo;
que
estás llevando en el cuerdo
de
tu pelo noventa años
más
un sinfín de patriadas
con
un cribo de lanzazos
-como
al trasluz de la historia-
bajo
tus colgantes párpados,
y
en el alma cien degüellos
como
tajos desangrados.
India
vieja, todavía
parada
a punta de “amargos”;
tus
famosas torta fritas
son
redondas y andan largo…
Agua,
trigo, sal: tus tortas
tienen
algo de sagrado;
agua,
trigo, sal… tus tortas
son
como hostias del pago.
Montevideo 1938
Versos
de Fernán
Silva Valdés
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