Cuando
apaga el sol sus rayos
en
la línea del poniente,
se
oye la queja doliente
que
destila el pajonal.
Y mientras
tanto el sauzal
da
sus hojas al torrente,
corta
el silencio imponente
el
relincho de un bagual.
Tiende
la noche su manto
todo
de tintes moreno,
cae
el rocío sereno
cual
fueran gotas de plata,
borda
el grillo su sonata
con
breve tartamudeo,
y
su fúnebre gorjeo
una
lechuza desata.
Un
ombú en la lejanía
se
perfila majestuoso,
y
en sus sombras de coloso
duerme
confiada la luna,
brillan
los hojas de una
en
continuados colores,
y
parece que mil flores
se
abrieran entre la bruma.
Y al
rayar el nuevo día
con
ese tinte opalino
el
arroyo cristalino
se
despierta en carcajadas,
y
entre el gris de la alborada,
como
homenaje divino,
sueltan
las aves sus trinos
pa’
que despierte mi amada.
Versos
de Máximo
Barbieri
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