Este
zaino petiso y resignado,
de
lento andar y natural sencillo,
retorna
al saucedal de El Pantanillo
añorando
la chata y el arado.
Los
Reyes Magos al pasar le han dado
un
concierto de ranas y de grillos,
y
el rocío mojóle el espartillo
en
homenaje a su molar gastado.
Retorna
el potro a sus amados lares
a
regustar la paz de sus mollares
recordando
sus tiempos de potrillo.
Pues
ya que ha sido fiel como la hiedra,
no
debe fallecer sobre las piedras
sino
en la dulce paz de El Pantanillo.
(6/01/1956)
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