Cúreme
las heridas fortinera,
con
agua de luna nueva y sal y yerbas,
usted
que fue mujer, soldado, madre,
horcón
fuerte, cantón de la frontera.
Arrímeme
el calor desde el fogón que siempre
tienen
sus manos de caldén y aromo.
Usted
que le dio hijos, tantos hijos,
cruza
de puma y vientos, a la pampa,
y
fue capaz de salir a campo abierto,
a
pelear en una carga a lanza seca.
Usted,
mi soldado de línea en la avanzada,
ombú
en las soledades de los llanos,
acérquese
al frescor en este enero,
con
el rocío de la celeste flor del duraznillo
y
el albardón del río.
Usted,
mi compañera, lonjeada en el pampero,
reseca
por el sol, ardida en las arenas,
buscadora
de las vetas de lluvia,
o
del agua perdida en la sequía.
Usted
que lleva, en el vientre y en los ojos a la Patria,
mi sargento de línea, mi cabo monteador,
clavel
del aire, azucena del campo,
flor
de chañar, tronco de piquillín y cimbra de tacuara.
Cúreme
los cansancios y la sed,
agua
de arroyo, hondura de espadaña,
juntadora
de leña, charqueadora, vigía del mangrullo.
Yo
la he visto estaqueando los cueros,
amasando
el barro de los ranchos,
ordeñando
en el tambo, horneando el pan,
trayendo
el agua del jagüel.
Cúreme
las heridas fortinera,
las
que llevo en el cuerpo y en el alma,
las
que no tienen regreso, olvido o vuelta.
Criolla
vieja, traiga algo de su entraña,
para
acercarme a usted, temblando,
con
la emoción del viento en las cañadas.
Acérqueme
sus manos, quebracho y ñandubay,
miel
silvestre, fruto maduro y ala.
Acérqueme
sus ojos tan heroicos, tan limpios,
yo
solamente puedo decir nombrándola:
¡Soldado
de la Patria!
Versos
de María
Victoria Espinel
Excelente poesía sobre Las Fortineras mis felicitaciones señora Espinel y a usted don Carlos Risso por su selección.
ResponderEliminarPedro Vatela
Gracias Don Pedro
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