“-Déjenlo…
no lo atajen…”
gritó
el Viejo Don Zenón
aquel
día 25…
en
la plaza de Balcarce.
Ricuerdo
que había cuadreras,
sortijas…
palo enjabonao…
y
la clásica pa’ ráirse
de
los mozos embolsaos.
Tuito
el gauchaje del pago
se
había llegao hasta el pueblo
con
sus pilchas domingueras…
en
fletes bien aperaos…
luciendo
en medio del pecho
el
símbolo azul y blanco!...
como
diciendo ¡Presente!
en
esa fiesta de Mayo.
Amancio…
“El Zonzo”
que
así le llamaban
porque
andaba siempre solo
como
una cosa olvidada…
llevaba
prendidos
a
su poncho pobretón
dos
pedacitos de cielo
ricuerdo
de algún agüelo
que
le vido el corazón…
allí
estaba dende el alba
mudo
como una sombra
y
firme como una estaca,
porque
en llegando la hora
la
bandera de la Patria
abierta
como la pampa
se
iba a juntar con el viento
en
la puntita del asta…!
Naides
daba por Amancio
ni
el valor de una pitada
y
hasta los gurises malcriaos
que
abundan en los poblaos…
del
pobre Amancio se ráiban…
Pero
ese día 25
en
la plaza de Balcarce…
mientras
cantaban el himno
y
él saboreaba una lágrima…
uno
de esos… “que no faltan”…
tomando
pa’ la chacota
esa
fiesta tan sagrada
que
conmemora la raza…
quiso
arrancarle al Amancio
la
tirita azul y blanca…
Tigre
se golvió el cordero,
era
la mesma Patria
que
querían arrancarle
y
que él llevaba en su sangre!
Más
bien no lo hubiera hecho.
Lástima
de extranjero
que
no supo respetar,
a
quien siempre está dispuesto
a
compartir con cualquiera
el
pan que Dios nos ha dao…
y
el amor de un mesmo techo.
Amancio
se golvió tigre
y
tomándolo entre sus garras
le
hizo besar la tierra…
“-Déjenlo…
no lo atajen…”
gritaba
el Viejo Zenón
y
cuando al final… pudieron
las
manos de Amancio… “el güeno”…
estaban
tintas en sangre…
y
el otro… despedazao en el suelo…!
Se
hizo un silencio largo
y
asombraos le abrieron paso
al
que juera pa’l poblao…
nada
más que “El Zonzo Amancio”.
Naides
se animó a tocarlo.
Y
dende la punta del asta…
aquel
pedazo de cielo
chicoteando
con el viento
cantaba
nombres que en Mayo
libre
y heroica… la hicieron!
Versos
de Domingo
Remoli
Me parece muy bonito y emotivo. Me recuerda cuando viví en Montevideo.N
ResponderEliminaro sé si Domingo Remoli es uruguayo o argentino. Me encantaría saberlo
No se quien escribe, pero igual le digo que Domingo Rémoli es bonaerense, de Junín.
ResponderEliminarEn 1941 publicó "Tropilla de Ensueños", y por 1935 era director del conjunto criollo "Rastros de la Raza"