jueves, 14 de agosto de 2014

LAS INTENCIONES DEL INDIO

Indio al verte sospeché
que mi pingo te gustaba
y mientras lo contemplaba’
de lejos ya te viché
la pucha, dije y pensé
por algo se le acercó,
suavemente lo tocó
haciéndolo con orgullo
queriendo hacerlo suyo
sin miedo se le acercó.

El ojo ya le había echao
a mi zaino pico blanco
y el indio muy firme y franco
me habló con mucho cuidao
medio me quedé callao
al ver firme decisión.
-No tengo mala intención,
solo lo quiero comprar
y ahura lo quiero pagar
si no tiene otra razón.

Pa’ venderlo lo tenía
por eso no reculé,
despacio me le acerqué
por la intención que traía,
en su tirador tenía
unos buenos patacones
y ya entramos en razones
yo también con mucho orgullo
dije: -El pico blanco es suyo
y él retozó de emociones.

-Ahura hermano yo te digo
que no pensaba robarlo
solo quería comprarlo
y ganarme un buen amigo,
pongo al cielo por testigo
palabra de un viejo pampa
solo quería que mi estampa
fuera siempre en tu recuerdo
vos siempre estarías diciendo
que no fui indio con trampa.

Después que se lo vendí
su franca mano estrechó
y muchas gracias me dio
y esa leción yo aprendí,
por eso que desde ahí
hay que tener buenos trato’,
y se lo vendí barato
yo también con emoción,
me retozó el corazón
y fue por un largo rato.

Lo montó muy satisfecho
desparramando alegría
y encaró a la toldería
sonriente y sacando pecho,
iba firme, bien derecho,
galopiando por el llano,
sentí el calor de su mano
tal vez por lo mal pensao
y tuito quedó arreglao
con papel, pingo y mi hermano.

Versos de Julio Santillán

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