lunes, 19 de mayo de 2014

LA DECIMA

        (fragmento)
1
Fue una canora bandada
venida del huerto hispano
que en el cielo americano
se dispersó alborozada.
En la selva conquistada
y en el matorral tupido
de los llanos, hizo nido,
y en la amplia selva salvaje,
al nuevo sol, su plumaje
tomó nuevo colorido…
2
Y allá también fué el piafante
corcel que llevara encima
la más resonante rima
como un caballero andante.
Cruzó la llanura; errante
pasó por cumbres y atajos;
vivió en esteros y bajos
y asumiendo nueva estampa,
aclimatado en la pampa
soportó nuevos trabajos.
3
Se interna en el entrevero
de las batallas cruentas
con las huestes irredentas
que arrollan al extranjero;
tiene allí con el lancero
el empuje de un torrente,
cuando atacando de frente
como un titán se abalanza
en esas cargas a lanza
que cobran un continente!
4
Toma parte en los aprestos
de aquella campaña heroica
y lleno de un alma estoica
tiene sublimes arrestos;
diseña gloriosos gestos
bajo recientes banderas,
ve disputar las fronteras
a balazos y a facón,
y hace suya la misión
de las libres montoneras.
5
Le brinda el suelo nativo
la sombra de sus palmares
y le azotan lo ijares
el pampero fugitivo.
Cuando el gaucho audaz y altivo
con sus espuelas lo incita,
el azogue que palpita
en sus músculos se exalta,
¡y un vértigo sobresalta
a la llanura infinita!...
6
Cuando a aventuras de amor
el paisano lo conduce,
caracolea y se luce
con atildado primor;
ágil galopa, y su ardor
se cubre de espumas blancas,
salva arroyos y barrancas,
y el episodio termina
con la fuga de una china
que el gaucho se lleva en ancas.
7
Pero, ¡que melancolía
en su acompasado paso
cuando, a la hora del ocaso,
se pierde en la lejanía,
cargando con la agonía
de un corazón campesino
que va haciendo su camino,
las riendas largas y flojas,
con un compás de coscojas
y un “triste” lacio cansino!
8
Compañero del carrero
que pensativo y sin gana
mueve apenas la picana
que cruza sobre el apero,
de su humildad aparcero
atenuó su fibra inquieta,
y hermanado a la silueta
de ese cantor errabundo
marcha atado -por el mundo-
el perno de la carreta…
9
Se ha impregnado del perfume
del trébol y la gramilla,
y su alma fresca sencilla
toda inspiración resume.
Su espíritu agreste asume
la conmovida guitarra
cuyo corazón desgarra
con tosca mano el paisano,
y su acento es una mano
que el corazón nos agarra.
10
Caballo de Santos Vega,
cuerpo y alma de centauro
¡también se merece un lauro
porque compartió la brega!
Flete que el ritmo despliega
de un andar escarceador,
tiene por dueño y señor
el numen franco y desnudo
del gaucho lírico y rudo
que ha sido su domador.
11
Para el ingenuo paisano
necesidad y consuelo:
ave que detiene el vuelo
al alcance de su mano…
Con su dulce acento humano
el funde su mismo acento,
y su pena o su contento
laten con vuelo tranquilo
en las alas del “estilo”
que los prolonga en el viento.


Versos de Emilio Frugoni
                    -uruguayo-

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