(fragmento)
1
1
Fue
una canora bandada
venida
del huerto hispano
que
en el cielo americano
se
dispersó alborozada.
En
la selva conquistada
y
en el matorral tupido
de
los llanos, hizo nido,
y
en la amplia selva salvaje,
al
nuevo sol, su plumaje
tomó
nuevo colorido…
2
Y
allá también fué el piafante
corcel
que llevara encima
la
más resonante rima
como
un caballero andante.
Cruzó
la llanura; errante
pasó
por cumbres y atajos;
vivió
en esteros y bajos
y
asumiendo nueva estampa,
aclimatado
en la pampa
soportó
nuevos trabajos.
3
Se
interna en el entrevero
de
las batallas cruentas
con
las huestes irredentas
que
arrollan al extranjero;
tiene
allí con el lancero
el
empuje de un torrente,
cuando
atacando de frente
como
un titán se abalanza
en
esas cargas a lanza
que
cobran un continente!
4
Toma
parte en los aprestos
de
aquella campaña heroica
y
lleno de un alma estoica
tiene
sublimes arrestos;
diseña
gloriosos gestos
bajo
recientes banderas,
ve
disputar las fronteras
a
balazos y a facón,
y
hace suya la misión
de
las libres montoneras.
5
Le
brinda el suelo nativo
la
sombra de sus palmares
y
le azotan lo ijares
el
pampero fugitivo.
Cuando
el gaucho audaz y altivo
con
sus espuelas lo incita,
el
azogue que palpita
en
sus músculos se exalta,
¡y
un vértigo sobresalta
a
la llanura infinita!...
6
Cuando
a aventuras de amor
el
paisano lo conduce,
caracolea
y se luce
con
atildado primor;
ágil
galopa, y su ardor
se
cubre de espumas blancas,
salva
arroyos y barrancas,
y
el episodio termina
con
la fuga de una china
que
el gaucho se lleva en ancas.
7
Pero,
¡que melancolía
en
su acompasado paso
cuando,
a la hora del ocaso,
se
pierde en la lejanía,
cargando
con la agonía
de
un corazón campesino
que
va haciendo su camino,
las
riendas largas y flojas,
con
un compás de coscojas
y
un “triste” lacio cansino!
8
Compañero
del carrero
que
pensativo y sin gana
mueve
apenas la picana
que
cruza sobre el apero,
de
su humildad aparcero
atenuó
su fibra inquieta,
y
hermanado a la silueta
de
ese cantor errabundo
marcha
atado -por el mundo-
el
perno de la carreta…
9
Se
ha impregnado del perfume
del
trébol y la gramilla,
y
su alma fresca sencilla
toda
inspiración resume.
Su
espíritu agreste asume
la
conmovida guitarra
cuyo
corazón desgarra
con
tosca mano el paisano,
y
su acento es una mano
que
el corazón nos agarra.
10
Caballo
de Santos Vega,
cuerpo
y alma de centauro
¡también
se merece un lauro
porque
compartió la brega!
Flete
que el ritmo despliega
de
un andar escarceador,
tiene
por dueño y señor
el
numen franco y desnudo
del
gaucho lírico y rudo
que
ha sido su domador.
11
Para
el ingenuo paisano
necesidad
y consuelo:
ave
que detiene el vuelo
al
alcance de su mano…
Con
su dulce acento humano
el
funde su mismo acento,
y
su pena o su contento
laten
con vuelo tranquilo
en
las alas del “estilo”
que
los prolonga en el viento.
Versos
de Emilio
Frugoni
-uruguayo-
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