Pa’ que gastarse en
sonceras,
en floreos ni
pavadas;
cuando la suerte
está echada
debe brindarse al
que espera.
Soy una cosa
cualquiera
tal vez, sin ningún
valor;
cuentan que soy
decidor
de rimas que he
cosechao,
más la vida me ha enseñao
que es lindo ser
payador.
¡Es cierto! Sí, soy
trovero
porque canto lo que
siento
y cuando algún
sentimiento
hunde en mi mente
su acero,
le doy mi verso al
pampero,
pa’ que se lo
entregue al llano,
pa’ que lo brinde
al paisano
en auroras
tempraneras,
pa’ que anide en
las taperas
su acento suave y
galano.
¡Soy criollo, sí…
no lo niego;
llevo en mi puño
apretao
todo el sabor del
pasao
porque a sus brazos
me entrego!
No sé a que pago me
allego
mas sí sé del que
me alejo,
yo traigo del
tiempo viejo
racimos de
pamperiadas,
no quito al
presente nada
y lo que tengo lo
dejo.
Yo soy la herida
mortal
bajo las garras del
puma;
soy el ceibo que
perfuma
de la llanura el
erial,
trino suave de
zorzal
que en las mañanas
heladas
modula en las
enramadas
como un saludo
triunfal
su broche
tradicional
sobre la pampa
callada.
Yo soy tala y
coronilla
pasto puna que se
aferra
sobre el lomo de mi
tierra
lo mismo que la
gramilla;
cuando la estrella
más brilla
más penetra en el
ramaje,
lució mi pecho el
tatuaje
de las chuzas
guerrilleras
y en las bravas
montoneras
fui lanza, poncho y
coraje.
Yo soy caña de
tacuara
que cimbró en los
entreveros;
la sombra de los
aleros
que el viento suave
besara,
jilguero que le
cantara
lo que a mi Patria
se abraza,
por eso si un día
me arrasa
el progreso
endemoniao
caerá en su brete
apretao
todo el sabor de mi
raza.
Versos de Eusebio José Morán
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