Cual si barrieran
zondas y pamperos
con todo lo que fue,
lo ya pasado
ya no les dice nada a
los viajeros
este viejo corral
abandonado.
Reparito cercado junto
al cerro
albergaba tristezas
andariegas
el melodioso canto de
los Vega
y la viril protesta de
los Fierro.
Lugar de pasajeras
acampadas,
señalaba el descanso
en el camino:
el churrasco, los
mates, las versiadas
y algún trago cordial
de rojo vino.
Junto al viejo corral
semidestruido
-domicilio casual de
los troperos-
vagan sombras de
antiguos guitarreros
cuyo canto de amor ya
se ha perdido.
Y aquel otro corral de
la llanada
representa a mis ojos
lo ya muerto:
la vidala, el estilo,
la tonada
y la cifra del pampa
en el desierto.
Lo que había en los de
antes… de lirismo
de amor sencillo y
santo por las cosas,
no llega al alma de
las gentes mozas,
engreídas de atroz
materialismo.
Ya no se oyé al
sombriar las oraciones
de una tropa la larga
clarinada
anunciando a las
postas su llegada
porque agora tropiamos
con camiones.
Este viejo corral es
una historia
de miedos mujeriles y
de hombrías,
de azaroso trajín en
lejanías,
de los que nadie
guarda ni memoria.
Referencia en mitad de
las jornadas,
no quedan del corral
ni los horcones.
Ya no se habla en su
ruedo de malones
ni del miedo mortal a
las indiadas.
Ya duermen para
siempre aquellos perros
-abolida la fiebre del
ladrido-,
y también el tiempo se
ha dormido
la canción augural de
los cencerros.
La canción del
cencerro que anunciaba,
al resplandor fugaz de
algún fogón,
un fervor de futura
población
mientras él,
despacito, se apagaba.
Cual si barrieran zondas
y pamperos
con todo lo que fue,
lo ya pasado
ya no les dice nada a
los viajeros
este viejo corral
abandonado.
Versos de Buenaventura
Luna
No hay comentarios:
Publicar un comentario