Yo
no soy mejor que nadie,
ni
nadie es mejor que yo;
mato
porque no me maten
y
cumplo una ley de Dios
defendiendo
a ley el cuero
y
el alma que Él me entregó;
si
piensan que esto es muy lindo
les
cambeo de profesión.
Desde
gurí me enseñaron
que
era sagrado el amor,
que
el amor está en la china
y
la china es el honor.
Que
hay que tener una sola:
que
es pecado tener dos;
y
por creerme todo eso
y
defenderlo a facón
me
encuentro como me encuentro
y
ansina soy lo que soy;
mas
mi concencia, aquí adentro,
le
dice a mi corazón:
¡Yo
no soy mejor que naide,
ni
naide es mejor que yo!
El
juez pretendió mi “prenda”
por
eso me persiguió;
lo
demás vino solito,
yo
no le di ni un tirón;
toda
mi historia se fue
trenzando
a mi alrededor<,
tientos
de mi propio cuero
y
el Destino: trenzador ,
con
saliva de la ley
blanqueando
en un cedulón
si
yo soy gaucho salvaje
¡ellos
que serán, mi Dios!
¡Yo
no soy mejor que naide,
ni
naide es mejor que yo!
No
me puce “Juan Moreira”,
yo
no nací peleador;
era
un hombre como todos,
tranquilo,
trabajador;
los
demás tienen la culpa
de
que sea lo que soy;
los
jueces y los alcaldes,
el
comisario, el “dotor”;
la
ley, que nace derecha
pero
la tuerce el mandón;
si
ellos no tienen la culpa
tampoco
la tengo yo.
Y
aquí estoy, soy Juan Moreira,
guapo
a la fuerza ¿y de no?,
guapo
aunque no tenga ganas,
y
asesino y peleador
según
dicen los papeles
con
razón o sin razón;
soy
todo lo que ellos digan,
soy
uno que no era yo.
¡A
mi me hicieron los hombre
como
a otros los hizo Dios!
Sé
que tengo mis ventajas
en
medio de mi dolor:
que
cuando echo pie a tierra
y
maneo mi mancarrón,
el
camuatí se alborota
y
hay una revolución.
Que
las mentas de mi nombre
el brillo de mi facón
derraman
luz de coraje
cien
leguas en derredor;
que
cuando me allego a un baile
saco
la china mejor
y
la hago temblar de miedo
-miedo
mezclado de amor-
cuando
le trenzo un “te quiero”
al
decir mi relación,
mientras
que baja los ojos
granate
como un malvón,
y
no hay novio que me “chiste”,
padre,
ni hermano mayor;
que
lo que digo bien dicho
lo
digo yo y se acabó.
Se
también que al separarme
de
la fiesta o la reunión,
no
faltan mozas que piensan
que
ha de ser lindo y ser flor
cruzar
la Pampa cantando
-suave
de besos la voz-,
terciada
sobre las ancas
de
mi pingo escarceador,
mientras
la mentan los diarios
y
la alumbra la opinión,
o
la acaricia sin manos
la
guitarra de un cantor;
y
todas esas ventajas
más
mi fama de matón,
toditas
las diera en cambio
-por
esta cruz que es de Dios-
por
mi mujer y mi rancho,
mis
cachorros y mi amor.
¡Si
es mucho ser Juan Moreira,
ser
Juan Naides es mejor!
Y
aquí estoy: ¡hombre sin rumbo,
hombre
sin ley y sin Dios!
Estrella
de mis “lloronas”
lloran
mi ayer y mi hoy
como
estrellas apagadas
en
rocío de dolor…
¡Y
no soy mejor que nadie,
ni
nadie es mejor que yo!
(Montevideo
1939)
Versos
de Fernán
Silva Valdes
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