viernes, 28 de agosto de 2015

ROMANCE DE DON DOMINGO ASTORGA, COMANDANTE DE LAS ANTIGUAS GUARDIAS NACIONALES

¿Qué se hizo usted, comandante
Domingo Astorga llamado?
¿Por qué pampas, por qué  cerros,
por qué valles y altozanos,
jinete de sombra ambula
de sombras todo emponchado?

Comandante, lo estoy viendo
en Guaymallén, nuestros pagos,
enjuto, moreno, erguido,
como rama de quebracho.
Lo veo aún, comandante,
todo vestido de blanco,
todo de blanco vestido
sobre su negro caballo.

En su rostro de aguilucho
en bronce antiguo volcado,
relampagueaban sus ojos
taladrantes y enigmáticos.

Me acuerdo, mi comandante,
de esos domingos de antaño,
fragantes de rosas nuevas
y musicales de pájaros,
cuando usted, rudo y cenceño,
en su pingo enjaezado,
con sus guardias nacionales
irrumpía en el poblado.

Crenchas hirsutas, peleros
multicolores, barbados
rostros, recios cuchillos,
y boleadoras y lazos,
y usted al frente de todos,
erguido en su traje blanco,
enjuto en su pingo negro
marcial, ceñudo, hierático.

Aun oigo, mi comandante,
sus roncas voces de mando;
aun veo su mano ruda
abriendo el domingo a tajos.

Yo, niño, lo contemplaba
con vivos ojos tamaños,
y hubiera dado mi vida
por ser también su soldado,
por guerrear a sus órdenes
y volver luego a mis pagos
cubiertos de cicatrices
el rostro, el cuerpo y las manos.

¡Comandante, usted no sabe
que hizo soñar a un muchacho
en esos domingos nuestros
con rosas nuevas y pájaros,
con repiques de campanas
y ancho sol sobre los campos!

¿Qué se hizo usted, comandante
Domingo Astorga llamado?

¡Andará usted por los valles
de nuestro cielo cuyano,
todo de blanco vestido
sobre su negro caballo!

¡Por allá, mi comandante,
por allá pienso toparlo
seguido de los reclutas
que lo habrán acompañado!

(San Rafael, Mendoza, 1939)


Versos de Alfredo R. Bufano

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