Hay en la
inmensa espesura
de nuestra
selva frondosa,
como una
perla preciosa
en los
abismos del mar,
una morocha
que encanta,
y que ríe
cuando llora
porque así
aprendió a llorar.
Lleva en
sus ojos la noche;
en sus
mejillas la aurora;
es la
virgen seductora
que
enternece y da placer,
es el trino
melodioso
del zorzal
que la cautiva,
es paloma,
y es mujer.
Ella nació
en la ranchada
del
puestero de la estancia
do pasó
feliz la infancia
sin pensar
y sin sentir,
hasta que
un día, alargando
el ruedo de
su vestido,
un paisano
decidido
comenzó a
hacerla sufrir.
Cuando en
la tarde un jinete
a lo lejos
se divisa,
en su
rostro una sonrisa
deja
traslucir de amor
y
abandonando la aguja
que zurce
la muselina
suspira
triste la china
y se oprime
el corazón.
Versos de Daniel Elías
Fuente revista "El Alma Que Canta" -sin fecha-
No hay comentarios:
Publicar un comentario