Sobre
la cabeza oscura
el
bien peinado el copete
pone
un gracioso bonete
que
realza su figura.
Blanca
golilla asegura
rodeando
el cuello robusto,
claro
chaleco y muy justo,
un
ponchito gris canela
-se
le imagina la espuela-
y
un tranquito que da gusto.
Sencillo
y feliz habita
siempre
en un cardo, su amigo,
en
donde pone el abrigo
su
bien mullida casita;
y
sobre una flor marchita
vibra
su acento dolido,
y
así, del cardo elegido
pone
arribas su canción,
y
debajo, al corazón
lo
deja, en forma de nido.
Suele
a las casas llegar
-por
amistad y provecho-
donde
se lo ve en acecho
con
su trote singular.
En
el patio familiar
hurga
las sobras de un plato,
pica
un pollo, enfrenta un pato,
o
esquiva con un revuelo
el
cascote de un pilluelo
o
la embestida de un gato.
Eres
el alma del campo
-de
nuestro campo querido-,
su
corazón es tu nido
y
su voz mas fiel, tu canto;
llora
el rocío en tu llanto
cuando
abre fría la aurora,
la
tarde muriente llora
y
solloza en tu garganta,
y
hasta el plenilunio canta
en
tu canción seductora.
Chingolo
cómo expresar
toda
la inmensa ternura
que
me inspira tu figura
de
pájaro popular…
Cómo
podría olvidar
tus
ingenuas melodías,
allá,
en mis primeros días,
si
a tu nombre se levanta
toda
mi niñez… y canta
como
tu mismo lo harías.
Tu
nombre dice fragancia
de
trébol, cardo y gramilla,
y
aguarda tu voz sencilla
todo
el sabor de la infancia;
por
eso es que, a la distancia,
chingolo,
alguna vez cuando
como
un “adiós” dulce y blando
llega
hasta mi tu canción,
la
recoge el corazón…
y
la guarda suspirando.
Versos
de Juan
Burghi
En este tiempo hay muchos chingolos en mi patio porque les doy alimento. Me encanta verlos a ellos y a muchos otros pajaritos .
ResponderEliminarNo se quien escribe. pero esto me recuerda que hasta 2008, cuando no había gatos en mi casa, cuando en los días lindos tomábamos mate en el patio a la tarde, solían bajar los chingolitos, es verdad
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