Este
es Carmen Coronel
señor
de “Los Pejecitos”.
Color
de quebracho luce
su
firme rostro curtido.
Hombre
de más largas mentas
no
hay en el sur mendocino.
Tamañazos
años tiene,
tantos
que ya echó en olvido
que
anda la muerte cuatrera
por
este mundo en su pingo.
Como
el peje de su rancho
así
de enhiesto lo he visto,
así
de duro y de fuerte,
así
de blanco y sombrío.
Cuando
me tendió su mano
con
recio apretón de amigo,
sentí
el calor de la tierra
y
la frescura del río.
Entre
estos algarrobales,
entre
estos montes y quiscos,
ruedan
sus años cerreros
como
bagualas de olvido.
Detrás
de Punta del Agua
tiene
Don Carmen su nido,
que
es para él y para todos
como
su chifle de vino.
Servicial
como yesquero
para
amigos y enemigos.
El
campo y la soledad
crían
siempre buenos hijos!
Don
Carmen; bajo su alero
hallé
frescura y cobijo,
leche
recién ordeñada
y
buen asado de chivo.
Justo
es que yo retribuya
su
montañés señorío,
atando
con dobles cuartas
su
recuerdo al verso mío.
Versos
de Alfredo
R. Bufano
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