Escuché
siendo muchacho
hombres
de decir callado
decir:
“¿Dónde hemos llegado,
después que fuimos quebracho?”.
Nos
apuran para el tacho,
peleando
con este oficio;
solo
a mi pingo acaricio
andando
de pago en pago,
uno
se parece a un vago
que
no tiene ni pa’vicios.
Le
saca buen sacrificio
quien
maneja la tijera,
peón
de arreo o sementera
es
lo mismo, yo malicio,
y
arrancarle un beneficio
no
es trabajo pa’ cualquiera.
Mirándolo
desde afuera
si
no prueba se confunde
y
al más guapo se le funde
la
vida con la cansera.
Trabajando
por monedas
voy
pasando este momento,
reserear
es un tormento
pero
algún patacón queda.
Manejo
mi propia veda
estirando
hasta los vicios,
pasando
hambre y sacrificio
el
mal pago se soporta
y
a mi familias le aporta
las
miserias de este oficio.
Balancear
esta porquera
con
alguna diversión
suele
ser la solución
pa’l
que vive rancho afuera;
si
cuadra alguna carrera
me
arrimo por curiosear;
tan
solo por palpitar
ya
que jugar no me gusta,
mi
plata siempre anda justa
más
bien tirando a faltar.
Solo
pensaba en llegar
¡estaba
muy preocupado!,
mi
familia había quedado
tan
pobre como el lugar.
Ni
dormí por madrugar,
cobré
al fin en un paraje,
quería
gritar: “¡Prienda traje
pa’alimentar los pichones,
en el cinto patacones
y pa’ vos, el fin del viaje!”.
Versos
de Nicodemo
Vicente Mazzone
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