Resero de mis ensueños…
Decidor: sobre la
güeya
tranco a tranco voy
por eya
cumpliendo así mi
destino.
¡Para alumbrarme el
camino
yevo en mi frente una estreya!
Voy sin rumbo por la
vida…
A veces pienso hasta
cuándo
me van a seguir
hincando
los cardales con sus
chuzas.
Y el chistar de las
lechuzas
me siguen arreando…
arreando.
No pido ni me doy
tregua…
Cuando por sobre la
vera
me convida una tranquera
a dentrar… largo un
suspiro;
tanteo el candao… la
miro
y sigo camino afuera…
Nada busco y nada
espero…
Cuando de noche el
encanto
de luz, cubre con su
manto
las aguas de la
laguna,
le pido plata a la
luna
compro unos versos… y
canto.
No necesito querencia…
Como alones de
carancho
busco siempre volar
ancho
para darle cara al sol.
Lo mismo que el
caracol
yevo en los hombros mi
rancho.
No tengo ni doy
quereres…
Amor me grita el
acento
del monte como un
lamento
por la boca de sus
abras.
Yo pienso que son
palabras
que a veces murmura el
viento.
Tan solo busco ser
libre…
Cuando en horas
errabundas
me hundo en las güeyas
profundas
pienso que muero en mi
ley.
No nací para ser güey
prisionero en las
coyundas…
A nada le tengo apego…
Cuando el sol hacia el
ocaso
tranqueando va paso a
paso
me paro, lo miro y
sigo.
A veces pienso y me
digo
por qué diablo le haré
caso.
Yevo a Dios dentro del
alma…
Cuando por sobre el
camino
la sombra de un
peregrino
me cruza… pienso que
es él.
Saco agua de algún jagüel,
la bendigo… y me
persino.
Tengo una patria. Mi pampa…
Cuando la aurora su velo
de mil colores al cielo
lo va entoldando de luz:
yo abro mis brazos en cruz,
me arrodiyo… y beso el suelo.
Hago justicia a mi modo…
Cuando por entre ceibales
cruzo, le arranco corales
y se los yevo en la siesta
para que vistan de fiesta
también los pobres sausales.
Voy repartiendo armonías…
A cuesta con mis pesares
voy hilvanando coyares
de versos… y en los caminos
les tiro a las garzas trinos
para que embuchen cantares.
Así seguiré mi vida…
Y cuando por la profunda
güeya del destino me hunda,
sabré morir en mi ley…
¡Entonces, sí, seré un güey
vencido por la coyunda!...
Versos de Enrique Uzal
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