miércoles, 18 de febrero de 2015

EL FACÓN BRASILERO

Tengo un facón brasilero
que asusta con su presencia,
me ha costado su tenencia
muchas bocas en el cuero.
Perteneció a un pendenciero
con quien me hallé  cierto día,
un “Bayano” que tenía
alarmado y con razón
al pueblo de Yaguarón
y en jaque a la policía.


Yo no soy gaucho cobarde
ni soy muy flojo tampoco
pero me alzo con muy poco
cuando andan haciendo alarde.
Como digo, fue una tarde
de esas tardes desgraciadas
alcohol, mujeres, miradas
como epílogo final
un facón frente a un puñal
y un mundo de puñaladas.

De setenta puñaladas
que dicen que nos tiramos
en mi cuerpo solo hayamos
diez bocas ensangrentadas.
Las mías muy mal rumbeadas,
estuve mal esa vez…
pero dijeron después
los mismos que me curaron
que al finado le contaron
nada más que veintitrés.

Y que hombre bravo ‘el bayano’!
y noble, hasta en su agonía
muriéndose me pedía
que le estrechara la mano.
“-Yo me muero ‘castellano’,
ya no tengo salvación
pero dame tu perdón,
perdón, hermano y olvida
yo en cambio te doy mi vida
y con mi vida, el facón”.

Quisiera contarte amigo
el por qué ansiaba esta suerte
ahora que siento la muerte
a los tirones conmigo.
Este facón, como digo
es mi compañero fiel
y aunque decirte, es muy cruel
las cruces que en él verás
cuéntalas y así sabrás
las muertes que hice con él”.

Y ya mortalmente herido
sobre su sangre y la mía.
comprendí que se moría
contento y agradecido.
Dicen que un amor ha sido
la causa de andar penando
buscando, siempre buscando
alguien que le diera muerte
pero con tan mala suerte
que al pelear, seguía matando.

Bien ya de las puñaladas
que aquel “bayano” me dió
un día se me ocurrió
contar las cruces citadas.
Allí estaban dibujadas
con salvaje simetría
veintitrés cruces había.
Veintitrés hombres mató,
pero el diablo le falló
al querer grabar la mía.

Por cada vida tronchada
por aquel brazo maldito
cual un castigo inaudito
yo le di una puñalada.
Esta es la historia malvada
de mi tremendo facón
que aún no sé por qué razón
por qué coincidencias locas
lleno mi cuerpo de bocas
sin tocarme el corazón.

Versos de Juan Pedro López
   (Uruguayo, 1885 / 1945)

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