martes, 10 de febrero de 2015

AL ÑUDO!

Guasquiando al pingo de l’existencia
rumbo a los pagos de mis anhelos;
por el potrero’e los veinte años
un contratiempo… m’echó los perros.

Y, por librarme d’esa jauría
cerré las piernas al pobre soco;
y, en el apuro no vi una zanja
y di en el suelo, con todo el lomo.

En la rodada quebróse mi alma
y car’arriba quedé chiyando;
pero a mis ayes yeg’un alivio
de una esperanza, qu’iba de paso.

Con buen mano, me puso en cura
con yerbas y untos bien conocidos;
y curadito… de nuevo fuerte,
volví a la vida, com’un potriyo.

Hasta que un día por puro gusto
cái en la trampa de los recuerdos,
y silencioso, sin hacer ruido,
volví hacia el pago de mis anhelos.

Pensaba cáirle así, de sorpresa,
si era posible, sin que me viera,
aunqu’era fácil que con los años
ni se acordara quién diablos era.

Y, cuando cráiba salir airoso
se aparecieron los mismos perros;
y, ayí, adelante, negra y profunda
la misma zanja’taba sonriendo.

Miré mis barbas: ¡las vide canas!
tantié mis garras: ¡sentí girones!
pero la zanja y aqueyos perros
er’un designio qu’estaba jóven.

Y en desventaja pa’ otra rodada
tomé’l regreso ya convencido;
que ni por tiempo ni por sorpresa
¡podía burlarme de mi destino!


Versos de Juan Antonio Bourdieu

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